El equipo de los diez soles



Había una vez en la época incaica, en un hermoso valle rodeado de montañas, un grupo de niños que soñaban con convertirse en los mejores jugadores de fútbol del imperio.

Ellos se llamaban Túpac, Pachacútec, Cusi, Inti, Killa, Urpi, Wayra, Sonqo, Raymi y Qori. Estos diez niños eran conocidos como el "Once Ideal Incaico" y entrenaban todos los días bajo la atenta mirada de su sabio entrenador Wiracocha.

Su sueño era representar al imperio incaico en la Copa América que se celebraba cada cien años. Un día, llegó la noticia de que se acercaba la próxima Copa América y el Once Ideal Incaico estaba emocionado por la oportunidad de demostrar su talento en el campo.

Pero antes debían superar una serie de desafíos para llegar a la gran final contra equipos poderosos de otros pueblos del imperio. - ¡Vamos chicos! -exclamó Wiracocha-.

Para ganar la Copa América debemos trabajar juntos en equipo y confiar en nuestras habilidades individuales. Los niños asintieron con determinación y se dispusieron a entrenar aún más duro para estar preparados para los desafíos que les esperaban.

En cada partido previo a la final demostraron su destreza en el campo y lograron vencer a sus rivales con jugadas llenas de creatividad y pasión por el fútbol. Finalmente llegó el día de la gran final contra el temido equipo rival del pueblo Quechua.

El estadio estaba lleno de espectadores ansiosos por presenciar un emocionante encuentro entre ambos equipos. El partido comenzó con mucha intensidad y ambos equipos dieron lo mejor de sí en cada jugada.

El Once Ideal Incaico demostraba una increíble coordinación entre ellos, como si pudieran leerse las mentes unos a otros en el campo. - ¡Vamos chicos! ¡Podemos hacerlo! -gritaba Wiracocha desde el banquillo.

Y así fue como Túpac anotó un golazo con un potente remate desde fuera del área; Pachacútec defendió como un muro cada intento del equipo contrario; Cusi realizó regates imposibles que dejaban boquiabiertos a sus oponentes; Inti iluminaba el campo con su velocidad endiablada; Killa detenía cualquier balón que se acercara al arco con reflejos felinos; Urpi distribuía pases precisos como si tuviera ojos detrás de la cabeza; Wayra volaba por las bandas dejando atrás a sus marcadores; Sonqo dominaba el mediocampo con elegancia y fortaleza; Raymi luchaba cada balón como si fuera el último; y Qori cerraba filas en defensa protegiendo su arco con valentía.

El partido terminó 1-0 a favor del Once Ideal Incaico gracias al gol de Túpac. Los niños celebraron emocionados mientras eran aclamados por todo el estadio.

Habían logrado ganar la Copa América representando al imperio incaico con honor y pasión por el fútbol.

Desde ese día, el Once Ideal Incaico se convirtió en leyenda dentro del imperio incaico y su historia fue contada durante generaciones como ejemplo de trabajo en equipo, perseverancia y dedicación para alcanzar los sueños más grandes. Y así demostraron que no importa cuán difícil sea un desafío si trabajamos juntos podemos lograrlo.

FIN.

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