El equipo de los pequeños talentosos


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Felicidad, un grupo de cinco niños de seis años que se llamaban Juani, Sofi, Mateo, Lola y Facu. Ellos eran muy amigos y les encantaba jugar juntos todos los días.

Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, vieron a lo lejos un cartel que decía: "¡Concurso de talentos! ¡Gana el premio al mejor acto!".

Los ojitos de los cinco niños brillaron de emoción al leerlo y sin dudarlo un segundo decidieron presentarse en grupo. "¡Chicos, podríamos hacer una obra de teatro!", propuso Sofi emocionada. "Sí, podríamos ser piratas en busca del tesoro escondido", sugirió Juani con entusiasmo.

"¡Y yo puedo hacer de capitana pirata valiente!", exclamó Lola con alegría. "Yo quiero ser el loro que nos ayuda a encontrar el tesoro", dijo Mateo con una sonrisa. "Y yo puedo ser el monstruo marino que debemos vencer para llegar al tesoro", agregó Facu riendo.

Los cinco amigos comenzaron a ensayar su obra todos los días después de la escuela. Se ayudaban mutuamente con los diálogos, los movimientos y las expresiones faciales.

Estaban tan comprometidos con su actuación que incluso crearon sus propios disfraces con materiales reciclados. Finalmente llegó el día del concurso de talentos en Villa Felicidad. El escenario estaba decorado con luces brillantes y había mucha gente esperando para ver las actuaciones.

Cuando llegó su turno, Juani, Sofi, Mateo, Lola y Facu subieron al escenario tomados de la mano y comenzaron su actuación. El público quedó impresionado por la creatividad y la energía de los niños.

Se reían con las ocurrencias del loro parlanchín, temían al monstruo marino y aplaudían cada vez que la capitana pirata resolvía un problema. Al finalizar su actuación, todo el público se puso de pie para ovacionar a los pequeños artistas. "¡Lo logramos chicos! ¡Fuimos increíbles!", exclamó Juani emocionado.

"Sí, fue genial trabajar juntos para crear algo tan divertido", dijo Sofi abrazando a sus amigos. "¡Ganamos el premio al mejor acto! ¡Somos unos artistas!", gritó Lola saltando de alegría. "Gracias por ser tan buen equipo", dijo Mateo sonriendo orgulloso.

"Sin duda somos un grupo increíble. ¡Viva nuestro talentoso equipo!" exclamó Facu levantando los brazos. Los cinco amigos se abrazaron felices sabiendo que lo más importante no era ganar un premio sino haber compartido momentos inolvidables juntos.

Desde ese día en adelante siguieron siendo inseparables y siempre recordarían aquella vez en la que demostraron al mundo entero cuánto podían lograr trabajando en equipo. Y así continuaron viviendo aventuras juntos en Villa Felicidad por siempre jamás.

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