El equipo de Sebastian


Sebastian era un niño apasionado por el fútbol. Vivía en una pequeña ciudad de Argentina y su sueño era ser un jugador profesional.

Todos los días después de la escuela, corría hacia la cancha más cercana para practicar sus habilidades con el balón. Un día, mientras estaba jugando con sus amigos en la cancha, sintieron como si algo estuviera temblando debajo de ellos. Era un terremoto, algo que nunca habían experimentado antes.

Los niños se asustaron y corrieron hacia sus casas para buscar refugio. Cuando Sebastian llegó a casa, encontró a su madre angustiada y preocupada por lo que había sucedido. Él trató de calmarla y le dijo que todo estaría bien pronto.

Al día siguiente, cuando volvió a la cancha para jugar al fútbol con sus amigos, descubrió que la cancha estaba dañada debido al terremoto. Se sentía triste porque no iba a poder jugar allí más.

Pero entonces recordó lo que le había dicho a su madre: "todo estará bien pronto". Y decidió hacer algo al respecto. Sebastian reunió a todos sus amigos y juntos comenzaron a limpiar y arreglar la cancha dañada.

Fue un trabajo duro pero finalmente lograron dejarla lista para volver a jugar al fútbol. Cuando terminaron, se dieron cuenta de cuánto amor tenían por el juego y por su comunidad. Ahora sabían que podían hacer cualquier cosa si trabajaban juntos como equipo.

Desde ese día en adelante, Sebastian se convirtió en el líder del grupo y todos los niños admiraban su valentía y determinación. La cancha se convirtió en un lugar aún más especial para ellos, lleno de amor y amistad.

Y así, gracias a la pasión por el fútbol, Sebastian aprendió una lección importante: que cuando trabajamos juntos y ponemos nuestro corazón en lo que hacemos, podemos superar cualquier obstáculo.

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