El equipo de Xabat y Marta
Xabat era un chico muy especial. Le encantaba jugar al baloncesto y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
Era tan despistado que a veces se olvidaba de las cosas más simples, pero su corazón siempre estaba en el lugar correcto. Un día, mientras entrenaba en la cancha del barrio, conoció a Marta. Ella también amaba el baloncesto y juntos formaron un gran equipo.
Entrenaban varios equipos de diferentes edades y compartían la misma pasión por este deporte. Un domingo por la tarde, Xabat y Marta estaban en la cancha preparando a los más pequeños para un importante partido.
Todo iba bien hasta que Xabat se dio cuenta de que había olvidado las camisetas para los jugadores. - ¡Ay no! ¡Olvidé las camisetas en casa! -exclamó Xabat preocupado. Marta lo miró con calma y le dijo: "Tranquilo, yo iré por ellas. Tú sigue entrenando a los chicos".
Marta corrió hacia la casa de Xabat, tomó las camisetas y regresó rápidamente a la cancha justo a tiempo para el partido. Los niños estaban felices de tener sus uniformes gracias a Marta.
El partido fue emocionante y los chicos jugaron como nunca antes lo habían hecho. Al final del juego, todos estaban sonrientes y orgullosos de su desempeño. Xabat abrazó a Marta y le dijo: "Gracias por salvarme una vez más. Eres increíble".
Marta sonrió y respondió: "Somos un gran equipo, ¿verdad? Juntos podemos lograr cualquier cosa". Desde ese día, Xabat intentó ser menos despistado e incluso llevaba consigo una lista de verificación para asegurarse de no olvidar nada importante durante los entrenamientos.
Con el tiempo, Xabat aprendió que trabajar en equipo no solo significaba compartir la misma pasión por el baloncesto, sino también apoyarse mutuamente en momentos difíciles. Y así, Xabat y Marta continuaron entrenando juntos, inspirando a niños y niñas a seguir sus sueños y trabajar duro para alcanzarlos.
Su amor por el baloncesto los unía cada día más, demostrando que con esfuerzo y dedicación todo es posible cuando se tiene alguien especial al lado.
FIN.