El equipo del egoísmo y la lección de la generosidad
En un pequeño barrio de Buenos Aires, un grupo de niños se reunía todos los días para jugar al fútbol en el parque. Sin embargo, a pesar de su amor por el juego, los niños tenían un problema: no les gustaba compartir.
Cada vez que jugaban, surgían peleas y discusiones por quién se quedaba con la pelota, quién tomaba las decisiones o quién ocupaba ciertas posiciones en el campo. Esto hacía que el juego no fuera tan divertido como podría haber sido.
Un día, llegó al parque un anciano muy sabio, Don Nicolás, quien observó el comportamiento de los niños y decidió intervenir. Les propuso formar dos equipos para jugar un partido, pero con una condición: cada equipo debía jugar con una pelota sola y no podrían intercambiarla.
Al principio, los niños dudaron, pero accedieron a la propuesta de Don Nicolás. Los equipos se dividieron y comenzó el partido. Rápidamente, se dieron cuenta de que la nueva regla dificultaba el juego, ya que no podían avanzar con la pelota de un extremo a otro del campo con facilidad.
Después de un rato, los niños se detuvieron, frustrados. Fue en ese momento que Don Nicolás les explicó la lección que quería enseñarles. Les dijo que el fútbol es un juego en equipo, en el que es necesario colaborar y compartir para lograr el éxito. Les recordó que, aunque cada uno tuviera su propia pelota, el objetivo era marcar goles juntos. Los niños reflexionaron sobre sus acciones y se dieron cuenta de que el egoísmo les impedía disfrutar plenamente del juego.
A partir de esa lección, los niños decidieron unir sus pelotas y formar un solo equipo. Comenzaron a disfrutar más del fútbol, compartiendo la pelota y apoyándose mutuamente. Descubrieron que el trabajo en equipo era mucho más divertido y exitoso que el egoísmo.
Con el tiempo, los niños se convirtieron en un gran equipo, ganando partidos y haciendo nuevos amigos. Aprendieron el valor de la generosidad y la importancia de colaborar. Y cada vez que recordaban la lección de Don Nicolás, sonreían y agradecían por haber aprendido a compartir y trabajar juntos.
FIN.