El equipo mágico de Navidad
Había una vez, en el Polo Norte, un simpático y bondadoso Papá Noel llamado Nicolás. Todos los años, en vísperas de Navidad, Nicolás se preparaba para repartir regalos a todos los niños del mundo.
Pero esa Navidad sería diferente... Un día antes de la Nochebuena, mientras organizaba su trineo mágico y revisaba la lista de regalos, Nicolás resbaló y cayó al suelo. Se lastimó una pierna y no podía moverse.
Estaba muy preocupado porque sabía que no podría entregar los regalos a tiempo. Apareció entonces su fiel amigo Rudolph, el reno con la nariz roja brillante. "-No te preocupes, Nicolás -dijo Rudolph-. Yo me encargaré de llevar los regalos esta vez".
Nicolás estaba sorprendido por la valentía de Rudolph pero también algo preocupado: ¿podría Rudolph hacerlo solo? Sin embargo, confiando en su amigo le entregó las riendas del trineo y le deseó mucha suerte.
Rudolph partió volando por los cielos estrellados llevando consigo el saco lleno de regalos. A medida que avanzaba hacia las casas de los niños, se dio cuenta de lo difícil que era seguir las indicaciones del mapa sin la ayuda de Nicolás.
En ese momento apareció un pequeño duende llamado Lucas quien había estado observando toda la escena desde lejos. "-Hola Rudolph -dijo Lucas-, veo que necesitas ayuda para encontrar las casas". Rudolph asintió con timidez y aceptó gustoso la ayuda del duende.
Juntos, volaron por todo el mundo entregando los regalos a cada niño. Lucas conocía muy bien las calles y caminos de cada ciudad, mientras que Rudolph tenía la habilidad para llegar rápidamente a cada destino.
A medida que avanzaban, se encontraron con otros personajes mágicos como elfos y hadas que también quisieron ayudar en la misión de entregar los regalos. Todos trabajaron en equipo para asegurarse de que ningún niño quedara sin su obsequio navideño.
Finalmente, cuando el sol comenzaba a asomarse en el horizonte, Rudolph y sus amigos habían logrado entregar todos los regalos. Estaban agotados pero felices de haber cumplido con su misión.
Cuando Nicolás se enteró de lo ocurrido, sintió un inmenso orgullo por Rudolph y todos los demás personajes mágicos que habían colaborado. Así aprendió una valiosa lección: aunque él era el encargado tradicional de repartir regalos, siempre había lugar para la ayuda y el trabajo en equipo.
Desde ese día, Nicolás decidió compartir su labor con sus amigos del Polo Norte. Juntos formaron un gran equipo para llevar alegría a todos los niños del mundo durante la Navidad.
Y así fue cómo Papá Noel descubrió que no importa cuánto talento o poder tengamos individualmente; cuando nos unimos y trabajamos juntos, podemos lograr cosas maravillosas.
FIN.