El Equipo Maravilloso


vio a un grupo de animales reunidos alrededor de un árbol. Curioso, se acercó para ver qué sucedía. Al llegar, Pitágoras descubrió que los animales estaban discutiendo sobre quién era el más importante entre ellos.

Había un león, una tortuga, una mariposa y un elefante. - ¡Yo soy el rey de la selva! -rugió el león-. Nadie es más valiente y poderoso que yo.

- Bueno, eso puede ser cierto -dijo la tortuga-, pero nadie es más sabio y longevo que yo. He vivido muchos años y he aprendido mucho en mi camino por la vida.

La mariposa revoloteó con elegancia y dijo: -Puede que no sea tan fuerte como el león ni tan longeva como la tortuga, pero nadie puede negar mi belleza y gracia al volar por los jardines. El elefante levantó su trompa orgullosamente: -Yo puedo cargar cosas pesadas y tengo una memoria excelente. Soy indispensable en muchas tareas importantes.

Pitágoras escuchaba atentamente mientras los animales defendían sus cualidades. Decidió intervenir para hacerles reflexionar:- ¡Hola a todos! Veo que están discutiendo sobre quién es el más importante aquí. Pero cada uno de ustedes tiene habilidades únicas y especiales.

No deberíamos compararnos entre nosotros sino reconocer nuestras diferencias y aprender unos de otros. Los animales se quedaron en silencio, pensando en las palabras del sabio filósofo matemático. - El león tiene razón cuando dice que es valiente y poderoso.

Pero también es importante recordar que la fuerza no lo es todo en la vida. La tortuga nos enseña sobre la paciencia y la sabiduría adquirida con el tiempo.

- La mariposa, con su belleza y gracia al volar, nos recuerda que debemos apreciar las cosas pequeñas y hermosas de la vida. Y el elefante, con su memoria y capacidad para cargar objetos pesados, muestra cómo cada uno tiene un rol único en este mundo.

Los animales asintieron, comprendiendo las palabras de Pitágoras. A partir de ese momento, decidieron trabajar juntos y valorarse mutuamente por sus habilidades individuales. Formaron un equipo extraordinario: el león lideraba con valentía, pero siempre escuchando los consejos sabios de la tortuga.

La mariposa alegraba a todos con su belleza mientras recordaba a los demás disfrutar del presente. Por último, el elefante utilizaba su memoria para ayudar al grupo a superar obstáculos difíciles.

Juntos emprendieron aventuras emocionantes por el campo y se convirtieron en ejemplo para otros animales que aprendieron a valorar sus propias cualidades sin compararse con los demás.

Y así fue como Pitágoras dejó una enseñanza valiosa a aquellos seres tan distintos pero igualmente importantes en este mundo: cada uno tiene un papel especial y único que desempeñar, y solo trabajando juntos pueden alcanzar grandes metas. Desde aquel día, los animales nunca más discutieron sobre quién era el más importante porque entendieron que todos tenían algo valioso para ofrecer.

Y así vivieron felices compartiendo sus talentos y apreciando la diversidad que los unía.

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