El erizo egoísta y la lección de amistad



En un bosque frondoso y colorido vivían muchos animales: conejos, zorros, pájaros y un erizo llamado Héctor. El problemático de Héctor era su egoísmo. Siempre pensaba en sí mismo y nunca estaba dispuesto a ayudar a los demás. Cuando hacía calor, se pasaba el día metido en su madriguera, ignorando a los demás animales. Pero un día, el invierno llegó con toda su fuerza y Héctor se encontró en problemas. El erizo temblaba de frío, sin tener dónde resguardarse. Empezó a buscar ayuda entre los demás animales.

- ¡Hola conejito, por favor permíteme entrar en tu madriguera para no congelarme en la nieve! - suplicó Héctor.

El conejo, aunque molesto por el egoísmo pasado de Héctor, decidió enseñarle amistad. - Lo siento, Héctor, pero mi madriguera es muy pequeña, apenas cabemos mi familia y yo. Sin embargo, puedes ir a pedir ayuda a los demás animales del bosque.

Héctor, desesperado, fue a buscar a otros animales. Golpeó la puerta del zorro, pero este tampoco lo ayudó. - Lo siento, erizo, pero no tengo espacio ni comida para ti. Pero sigue intentando, seguro alguien te ayudará.

Así, Héctor fue pasando por las casas de todos los animales, y todos le negaban refugio. Desanimado y congelado, Héctor cayó rendido en la nieve. En ese momento, los demás animales salieron de sus madrigueras y vieron al pobre erizo indefenso. Conmovidos, decidieron darle una lección de amistad. Juntos construyeron un refugio donde Héctor pudiera estar protegido del frío. El erizo, con lágrimas en los ojos, agradeció la ayuda de los animales y se disculpó por su actitud egoísta. A partir de ese día, Héctor se convirtió en el erizo más amistoso del bosque, siempre dispuesto a ayudar a los demás y a compartir lo que tenía.

FIN.

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