El Erizo, el Escorpión y la Estrella E



Era un día soleado en el bosque cuando un pequeño erizo llamado Eri salió de su casa, emocionado por una nueva aventura. Mientras exploraba los alrededores, vio un destello de luz entre los arbustos. Intrigado, se acercó y, para su sorpresa, se encontró cara a cara con un escorpión llamado Escor, que lucía tan curioso como él.

"¿Quién sos vos?" - preguntó Eri, un poco asustado, pero más intrigado.

"Soy Escor, un escorpión. Nunca había visto un erizo antes. ¿Y vos?" - respondió Escor con una mezcla de sorpresa y emoción.

Ambos se miraron con cautela, pero pronto comenzaron a charlar sobre sus vidas. Eri le contó a Escor sobre su amor por la avena, un manjar que siempre encontraba en el bosque, mientras que Escor se entusiasmó al compartir que también disfrutaba de la avena y la recolectaba de los lugares más altos.

"¡Qué raro!" - exclamó Eri. "Yo pensaba que los escorpiones comían insectos, no avena."

"A veces, preferimos algo diferente, cuando estamos cansados de lo mismo. La avena es deliciosa y nos da energía para seguir explorando" - dijo Escor con una sonrisa.

Decidieron planear una jornada de recolección de avena juntos. Mientras caminaban, comenzaron a conocerse mejor. Eri descubrió que Escor, a pesar de ser un escorpión, tenía un gran sentido del humor.

Sin embargo, mientras buscaban avena, se encontraron con un gran río que tenían que cruzar. Eri miró con preocupación.

"No puedo cruzar esto, ¡voy a pincharme con las espinas del otro lado!" - se lamentó Eri.

"Yo podría ayudarte. Puedo usar mi cola para traerte algo de avena de la otra orilla" - ofreció Escor, intentando ser útil.

Eri se preocupó. ¿Y si Escor se lastimaba? Justo en ese momento, una brillante estrella de mar apareció flotando en el agua.

"¡Hola, amigos!" - saludó la estrella "Escuché su conversación. ¿Necesitan ayuda para cruzar?"

Eri y Escor miraron a la estrella, sorprendidos. La estrella les explicó que podía usarse para crear una balsa que los llevaría al otro lado del río.

"¿Cómo lo haremos?" - preguntó Eri, lleno de curiosidad.

La estrella sonrió y, con una pizca de magia, juntó algunas hojas y ramas, creando una pequeña balsa.

"Suban, ¡y los llevaré al otro lado!" - dijo la estrella con entusiasmo.

Una vez que llegaron al otro lado, los tres amigos comenzaron a buscar avena. Encontraron un hermoso campo lleno de espigas doradas que brillaban bajo el sol.

"¡Mirá todo lo que hay!" - gritó Eri, felices de su hallazgo.

Sin embargo, no todo fue tan fácil. De repente, empezó a llover y una tormenta se formó rápidamente. Eri y Escor estaban preocupados, pero la estrella brilló aún más.

"No se preocupen, amigos. Encontraré un lugar seguro donde refugiarnos" - dijo la estrella y, con su luz, guió a los dos a una cueva cercana.

Allí dentro, durante la lluvia, los tres compartieron historias sobre sus vidas, sus sueños y lo que esperaban del futuro. Eri expresó su deseo de explorar mucho más allá del bosque, Escor soñaba con descubrir nuevas y deliciosas comidas, y la estrella deseaba viajar por los cielos.

Cuando la lluvia se detuvo, salieron de la cueva y encontraron el bosque transformado. El cielo había quedado despejado y un hermoso arcoíris adornaba el horizonte.

"¿Ves?" - dijo Eri emocionado "Después de una tormenta siempre viene la calma y la belleza. Quizás deberíamos compartir nuestra avena. ¡Deberíamos hacer un picnic!"

Así, Eri, Escor y la estrella se sentaron bajo el arcoíris, disfrutando de la deliciosa avena y celebrando su amistad. Al final del día, se prometieron que siempre estarían ahí el uno para el otro, sin importar las diferencias que pudieran tener, aprendiendo unos de otros, disfrutando de la aventura juntos.

FIN.

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