El escalador del Chimborazo



. Todos en el pueblo admiraban a Baltazar por su valentía y habilidad para escalar las empinadas montañas del Chimborazo, la imponente cumbre que se alzaba sobre Riobamba.

Un día, mientras Baltazar caminaba por las estrechas calles de la ciudad, vio a un grupo de niños jugando con tristeza en un rincón. Se acercó curioso y les preguntó qué les pasaba.

"¡Baltazar! Estamos muy tristes porque no hay suficiente agua en el pueblo", dijo uno de los niños con lágrimas en los ojos. "Nuestros cultivos se están marchitando y nuestros animales sedientos". Baltazar sintió una gran tristeza al escuchar esto.

Sabía que el agua era esencial para la vida y sabía también que había una solución: el hielo del Chimborazo. Pero nadie antes había logrado traerlo al pueblo. Decidido a ayudar a su comunidad, Baltazar reunió sus herramientas de escalada y partió hacia la cumbre del Chimborazo.

El camino fue duro y peligroso, pero Baltazar estaba decidido a cumplir su misión. Después de días de arduo trabajo, finalmente llegó al glaciar donde se encontraba el preciado hielo.

Con mucho cuidado, talló enormes bloques y los colocó en su mochila especializada para mantenerlos congelados durante el descenso. Al regresar al pueblo con los bloques de hielo, todos quedaron maravillados por la valentía y determinación de Baltazar. Los agricultores utilizaron el hielo para regar sus cultivos y pronto las plantas comenzaron a revivir.

El agua fresca y pura también alegró a los animales, que bebían con ansias. Los niños saltaban de alegría al ver cómo el pueblo volvía a florecer gracias al hielo del Chimborazo traído por Baltazar.

Pero la historia no termina aquí. Un día, mientras Baltazar descansaba en su casa después de una larga jornada, recibió una visita inesperada. Era un grupo de científicos que habían oído hablar de sus hazañas y querían aprender más sobre los glaciares.

Baltazar se sintió honrado y accedió a guiarlos por las montañas. Durante la expedición, les enseñó sobre la importancia del agua para el ecosistema y cómo los glaciares eran fuentes valiosas de este recurso vital.

Los científicos quedaron impresionados por el conocimiento y la pasión de Baltazar. Juntos, trabajaron para concientizar sobre la importancia de cuidar los glaciares y preservarlos para las generaciones futuras.

La fama de Baltazar como el último hielero del Chimborazo se extendió más allá de Riobamba. Recibió reconocimientos por su valentía y dedicación a lo largo y ancho del país.

Pero lo más importante para él era saber que había ayudado a su comunidad y había inspirado a otros a cuidar el medio ambiente. Y así, Baltazar continuó siendo un héroe en su ciudad natal y en todo Ecuador. Su historia sirvió como ejemplo para recordarnos que cada uno puede marcar la diferencia si tiene valentía, determinación y amor por su tierra.

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FIN.

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