El Escape de la Memoria



En un barrio pintoresco, había un lugar lleno de misterio y emoción: un scape room llamado 'La Cámara de los Recuerdos'. Martín, un niño curioso de diez años, había escuchado historias sobre él, y un día decidió aventurarse junto a sus amigos, Sofía y Lucas.

Antes de entrar, Martín sentía una mezcla de ansiedad y emoción. En su mente había vacíos, recuerdos perdidos en el aire. Recordaba que había tenido un accidente que le había hecho olvidar cosas importantes de su vida, pero no sabía exactamente cómo había sucedido. A medida que entraban, el ambiente se tornó sombrío y misterioso, con luces tenues y una atmósfera inquietante.

- “¿Qué es lo peor que puede pasar? ” – dijo Lucas, intentando mostrar valentía.

- “Tal vez armemos un rompecabezas y logremos salir rápido”, respondió Sofía, con un guiño.

Los tres amigos comenzaron a explorar la primera habitación. Había una serie de acertijos que parecían llevarlos a un lugar oscuro y desconocido. Al principio, todo parecía un juego divertido, pero a medida que resolvían los acertijos, las sombras de sus propios miedos comenzaron a aparecer.

En la seconda sala, Martín encontró un espejo antiguo. Se acercó y su reflejo comenzó a distorsionarse, mostrando imágenes de su vida antes del accidente. Recorría su infancia, su primer día de escuela, risas y amigos.

- “¿Por qué no puedo recordar más? ” – murmuró, sintiendo la presión en su pecho.

- “Porque es tu culpa no recordar”, resonó una voz en la habitación, una influencia extraña que pareció sumergirlo en la oscuridad.

Martín se sintió mal. Las sombras empezaron a susurrarle cosas hirientes y retorcidas. Alguien susurró:

- “Nunca debiste subirte a esa bicicleta. Ahora estás solo.”

El miedo lo invadió. Sofía y Lucas notaron su inquietud y, al verlo, intentaron ayudarlo.

- “¡Martín, estamos aquí contigo! No dejes que esas voces te lastimen.”

- “Sí, recordá que somos tus amigos, y podemos enfrentar cualquier cosa juntos.”

Pero el juego se intensificó. Las voces comenzaron a multiplicarse, llenando el aire con dudas y confusiones. Martín trató de alejarlas, de ignorar los comentarios crueles.

- “No es mi culpa. No sé qué pasó realmente.” – gritó Martín, tratando de liberarse de su angustia.

En medio de esta confusión, Sofía recordó algo crucial:

- “Martín, ¡los acertijos! Es lo que tenemos que resolver para salir de aquí! ”

La idea de volver a concentrarse en los acertijos ayudó a Martín a despejar su mente. Se unió a sus amigos, y juntos comenzaron a solucionar los enigmas de la sala. Revelaron varios secretos ocultos, y en cada acertijo que resolvían, se sentía más fuerte y seguro.

Finalmente, llegaron a una sala llena de cartas con palabras positivas: "No estás solo", "Todo estará bien", "Eres valioso". Lo que parecía ser instigación, se transformó en palabras de aliento.

- “¡Mirá, Martín! Todas estas cartas son mensajes de esperanza”, dijo Sofía.

- “Sí, lo que pasó no fue culpa tuya”, agregó Lucas, abrazando a Martín.

Sintiéndose apoyado, Martín comprendió que esos recuerdos no lo definían. Él era un niño valiente, con amigos que lo amaban. Con su nuevo enfoque, resolvieron el último acertijo, y una puerta se abrió.

- “¡Lo logramos! ¡El miedo no ganó! ” – gritó Martín, abrazando a sus amigos.

Al salir, el abrazo de la libertad envolvió a Martín, y entendió que su pasado lo había moldeado, pero no lo había definido. Ahora tenía el poder de tomar el control de su vida nuevamente, rodeado de sus seres queridos que siempre estarían allí para él.

Desde ese día, Martín comprendió que a veces los miedos intentan jugar con nosotros, pero con la amistad y el cariño de quienes queremos, siempre podremos salir adelante. Y así, cada vez que recordaba su experiencia en 'La Cámara de los Recuerdos', sonreía, porque sabía que sí, había escapado de sus propios miedos.

FIN.

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