El escenario del zorro salvador


En un pequeño pueblo rodeado de verdes campos y montañas, vivía la maestra Fany. Era una mujer alegre, amorosa y siempre dispuesta a ayudar a los demás.

Todos en el pueblo la querían mucho por su dedicación a enseñar a los niños de la escuela rural. Un día, mientras caminaba por el bosque en busca de hojas y flores para una manualidad con sus alumnos, Maestra Fany se encontró con un zorrito herido.

El animalito tenía una patita lastimada y no podía moverse. Sin dudarlo, Fany lo tomó en brazos y lo llevó a su casa. "Tranquilo amiguito, te voy a curar", le dijo con ternura mientras le vendaba la pata del zorrito.

Con paciencia y cuidado, Maestra Fany cuidó al zorrito hasta que se recuperó por completo. El animalito le mostraba su gratitud con cariñosos lamidos y saltitos de alegría.

Desde ese día, el zorrito no se separaba de la maestra y la seguía a todas partes. Un mes después, cuando llegó el momento del festival anual en el pueblo, Maestra Fany decidió participar con una obra de teatro protagonizada por sus alumnos.

Todos estaban emocionados por ser parte del espectáculo y ensayaban con entusiasmo cada día después de clases. Pero justo antes del gran día, una fuerte tormenta azotó el pueblo y arruinó por completo el escenario donde se iba a realizar la función.

Los niños estaban desanimados y tristes al ver todo su esfuerzo desvanecerse. "No se preocupen chicos, ¡vamos a encontrar una solución!", les dijo Maestra Fany con determinación.

Esa noche, mientras todos dormían en sus casas esperando que pasara la tormenta, Fany trabajaba incansablemente en secreto junto al zorrito. Con materiales reciclados y mucha creatividad construyeron un nuevo escenario aún más hermoso que el anterior.

Al día siguiente, cuando los primeros rayos de sol iluminaron el cielo despejado, los habitantes del pueblo descubrieron maravillados el nuevo escenario listo para recibir la obra de teatro. Los niños no podían creerlo y abrazaron emocionados a Maestra Fany quien les había demostrado que nunca hay que rendirse ante las adversidades.

La función fue un éxito total y todos aplaudieron emocionados las actuaciones de los talentosos alumnos. Al finalizar la obra, Maestra Fany subió al escenario junto al zorrito para dar las gracias a todos los presentes por su apoyo incondicional.

Desde ese día en adelante, cada vez que alguien necesitaba ayuda o ánimo en el pueblo recordaban la valentía e ingenio de Maestra Fany quien siempre estaba dispuesta a hacer lo imposible por aquellos que amaba.

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