El Escorpión Gigante de Wall Street
Era un día soleado en Nueva York, y Emma y Mara decidieron aventurarse al bullicioso Wall Street. Ambas amigas eran muy curiosas, siempre en busca de nuevas experiencias y aprendizaje. Mientras caminaban, se reían de los trajes de negocios y los hombres y mujeres apresurados que caminaban de un lado a otro.
"¿Te imaginas qué pasaría si de repente aparece un escorpión gigante en medio de todo esto?" - dijo Emma, riéndose.
"¡Sería un caos! Todos saldrían corriendo como locos" - respondió Mara, sin dejar de mirar a su alrededor.
De repente, un gruñido resonó en el aire. Emma y Mara se detuvieron y se miraron sorprendidas.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Mara, asustada.
"No sé, pero tengo el presentimiento de que vamos a descubrirlo" - dijo Emma, llenándose de valor.
Al acercarse a la esquina, lo que las amigas vieron dejó a ambas boquiabiertas. Un escorpión gigante, de al menos tres metros de altura, estaba erguido en medio de la plaza, sus pinzas brillaban bajo el sol y su cola se movía con gran agitación. La multitud había comenzado a dispersarse, y gritos y murmullos llenaron el aire.
"¡Esto no puede ser real!" - exclamó Mara. "¿Qué hacemos?"
"No podemos correr, Mara. Debemos averiguar qué lo ha traído aquí" - respondió Emma, con determinación.
Las amigas se acercaron sigilosamente al enorme escorpión, observando cómo los espectadores se alejaban. Cuando llegaron a un lugar seguro para observar, notaron que el escorpión parecía confundido y asustado. Sus grandes ojos se movían de un lado a otro, buscando algo.
"Parece que no quiere hacer daño, solo está perdido" - sugirió Emma.
"Tal vez está buscando su hogar" - dijo Mara, mientras sus ojos brillaban de comprensión.
Emma y Mara decidieron que era hora de ayudar.
"¿Y si le mostramos el camino a su hogar?" - propuso Emma.
"No sé si eso funcionará, pero todo vale la pena intentarlo" - respondió Mara.
Las amigas comenzaron a investigar los alrededores, hablando con las personas que se habían quedado atrás.
"¿Alguien sabe de escorpiones gigantes por aquí?" - preguntó Mara a un hombre que vendía hot dogs.
"Nunca había visto uno, pero he escuchado que a veces se pierden al salir de una película en el cine" - dijo el vendedor, alzando las cejas.
Emma tuvo una idea.
"Quizás fue a una película y no pudo regresar a su hogar del desierto. Vamos al cine más cercano y vemos si está allí" - planteó con entusiasmo.
"Es cierto, hay un cine a dos cuadras. Vamos, Emma, tenemos que ayudarlo" - dijo Mara, haciendo un gesto hacia el escorpión.
Mientras se acercaban al cine, comenzaron a notar más cosas sobre el escorpión gigante.
"Mira sus movimientos; parece que el escorpión tiene miedo del ruido" - observó Emma.
"Sí, ¡es como nosotros cuando hay demasiada gente!" - contestó Mara, deseando que el escorpión encontrara su camino.
Al llegar al cine, las chicas vieron el letrero de una película sobre criaturas del desierto.
"¡Mira! Puede que haya visto la publicidad de la película y no resistió la curiosidad!" - dijo Emma.
"Vamos a entrar. Tal vez él también esté buscando su lugar en esta gran ciudad." - respondió Mara emocionada.
Al entrar en el cine, las luces estaban apagadas y el sonido de la película resonaba fuertemente. El escorpión, al escuchar las risas y los gritos de las personas disfrutando de la película, se volvió aún más curioso. Sin miedo, Emma se acercó al escorpión.
"¡Te llevaremos a casa!" - le gritó mientras agitaba sus brazos.
"Igual que nosotros, a todos nos gusta disfrutar y conocer cosas nuevas" - agregó Mara, al acercarse a su amiga.
De repente, el escorpión, al escuchar a las amigas, dejó de moverse y se acercó lentamente a ellas.
"¡Eso es! No estás solo. Te ayudaremos" - proclamó Emma. Las dos amigas, acompañadas del escorpión gigante, comenzaron a bailar al ritmo de la música que sonaba en el cine.
La multitud comenzó a observar de nuevo, y en lugar de huir, se unieron al espectáculo.
"¡Miren, un escorpión gigante y dos humanitas bailando!" - gritó un niño.
"¡Qué increíble!" - exclamó una mujer.
Al final de la película, el escorpión había estado tan emocionado que se dio cuenta de lo divertido que podía ser explorar nuevas aventuras, pero no podía quedarse allí.
"Sabemos que extrañas tu hogar, escorpión" - dijo Mara. "Vamos a buscar tu lugar, puede que necesites a tus amigos".
Las chicas guiaron al escorpión gigante hacia el Central Park, donde había un jardín desértico. Allí, muchas criaturas podrían ser sus nuevas amistades.
"No te preocupes, ¡encontrarás tu lugar!" - gritaron juntas mientras llegaban al jardín.
Finalmente, el escorpión gigante se acomodó entre flores y arena, y se dio cuenta de que no solo había encontrado una nueva casa, sino también la alegría de compartir su viaje con sus nuevos amigos: Emma y Mara.
"Gracias por ayudarme a encontrar mi hogar y a no tener miedo" - les dijo el escorpión, su cola moviéndose alegremente.
"Siempre estaremos aquí para ayudarte, eres parte de nuestra aventura" - respondieron las amigas.
Y así, ese día en Wall Street se convirtió en una historia que tanto el escorpión gigante como Emma y Mara recordarían para siempre, recordándoles la importancia de la amistad y de estar siempre dispuestos a ayudar a los que están perdidos en su camino.
FIN.