El Escritor Valiente
Había una vez un niño llamado Leo, que nació en Halloween. Desde pequeño, Leo era conocido en su vecindario como el 'Valiente'. No le temía a los ruidos extraños de la noche, ni a las sombras que danzaban por las paredes. Todo lo contrario, disfrutaba los cuentos de terror y siempre se disfrazaba de monstruo para hacer enojar a sus amigos.
Una noche, mientras sus primas mayores, Sofía y Valeria, planeaban salir a pedir dulces, Leo no podía resistir la emoción.
"¡Chicas, yo también quiero ir!" - dijo con una gran sonrisa, su disfraz de zombi lleno de telarañas y pintado con mucho cuidado.
"Está bien, pero ten cuidado. Esta vez cruzaremos a los Estados Unidos. Los dulces son mucho más ricos allá" - respondió Valeria.
A partir de ese momento, la aventura del trío comenzó. Rieron, bailaron y recolectaron muchos dulces. Pero, mientras caminaban por un camino oscuro, las primas decidieron hacer una broma y se escondieron detrás de un arbusto, dejando a Leo solo.
"¡Vamos, Leo, ven aquí!" - gritaron entre risas, pero no regresaron.
Leo, aunque asustado, decidió seguir adelante, un poco confiado por su valentía. Sin embargo, a medida que se adentraba en la oscuridad, se topó con una figura aterradora: un vampiro de verdad.
"¡Hola, pequeño!" - dijo el vampiro con una voz suave aunque inquietante. "¿Por qué estás aquí solo?"
A Leo se le heló la sangre. Nunca había sentido miedo en su vida. Su corazón latía con fuerza mientras intentaba recordar los cuentos de su infancia.
"V-vengo a pedir dulces..." - balbuceó.
El vampiro se acercó un poco más, y con su sonrisa encantadora, dijo:
"Nos vemos en el otro lado, Leo. No todos los que piden dulces salen con lo que esperaban."
Después de escuchar esas palabras, el miedo se apoderó de Leo, y su valentía se desvaneció. Corrió despavorido de regreso a donde había dejado a sus primas, pero ellas ya no estaban. Solo había soledad en la noche oscura, y cómo nunca antes, se sintió verdaderamente asustado.
Con el tiempo, Leo logró juntar el valor y decidió regresar a su hogar. A medida que pasaron los días, ese encuentro con el vampiro no se borró de su mente. Sin querer, había escuchado la lección que el vampiro le había dejado:
"¡Hay más cosas en la vida que dulces!"
En lugar de lamentarse, Leo comenzó a escribir. Escribía cuentos sobre monstruos, vampiros y situaciones aterradoras que lo habían inspirado. El miedo que sintió esa noche lo impulsó a crear mundos nuevos y a entender que había magia en la escritura.
Con cada página que llenaba, se volvió un creador valiente y original. Con el tiempo, publicó su primer libro titulado 'El vampiro que amaba los caramelos', y todos en el vecindario comenzaron a reconocer a Leo no solo como el 'Valiente', sino también como un escritor talentoso.
Así, con su experiencia en Halloween, Leo aprendió que a veces el miedo puede llevar a algo extraordinario y que de los momentos más tenebrosos pueden surgir las historias más hermosas. Cada página escrita era un paso que daba, convirtiéndose en un valiente escritor que atrajo incluso a los peores monstruos a su mundo literario, transformando el miedo en inspiración.
FIN.