El espantapájaros amable



Había una vez una granja en la que vivían muchos animales. Había vacas, cerdos, ovejas y gallinas. Pero en esa granja también había un espantapájaros llamado Mateo. Mateo era diferente a los demás espantapájaros.

No solo asustaba a los pájaros para proteger las cosechas, sino que también se preocupaba por el bienestar de los animales de la granja.

Siempre les daba comida y agua cuando lo necesitaban y les ofrecía su ayuda en cualquier tarea que tuvieran. Un día soleado, mientras Mateo estaba sentado en medio del campo, vio acercarse a Anita, la ovejita más joven de la granja. Anita tenía hambre y no encontraba pasto fresco para comer.

"Hola Anita", saludó Mateo con una sonrisa amigable. "¿Necesitas algo?""Sí", respondió Anita con voz tímida. "Tengo mucha hambre y no encuentro nada para comer". Mateo pensó rápidamente en una solución y le dijo:"Ven conmigo, tengo un poco de trigo guardado especialmente para ti".

Anita siguió al espantapájaros hasta el granero donde encontraron un montón de trigo fresco esperando ser comido. "¡Oh! ¡Qué rico!", exclamó Anita emocionada mientras devoraba el trigo. Desde ese día, Mateo se convirtió en el amigo inseparable de Anita.

Juntos pasaban largas horas jugando y compartiendo historias bajo la sombra del viejo roble. Pero las buenas acciones de Mateo no terminaron allí.

Un día escuchó a Panchito, el cerdito de la granja, quejarse de lo sucio y desordenado que estaba su corral. "¡Esto es un desastre!", gruñía Panchito. "Necesitaría un poco de ayuda para limpiar todo esto". Mateo no dudó ni un segundo en ofrecer su ayuda y juntos se pusieron manos a la obra.

Limpiaron el corral, ordenaron los comederos y hasta construyeron una pequeña piscina de barro para que Panchito pudiera refrescarse en verano. Los animales comenzaron a notar las buenas acciones del espantapájaros y pronto todos querían ser sus amigos.

Mateo siempre tenía una sonrisa en su rostro y estaba dispuesto a ayudarlos en cualquier momento. Un día, mientras Mateo caminaba por la granja, vio algo extraño cerca del estanque.

Era Boris, el pato más travieso de todos, atrapado entre unas ramas flotantes. "¡Ayuda! ¡No puedo salir!", gritaba Boris asustado. Mateo se acercó rápidamente al estanque y con mucho cuidado logró liberar al patito travieso.

Boris estaba tan agradecido que prometió portarse bien desde ese momento en adelante. La noticia sobre el espantapájaros amigable se extendió rápidamente por toda la granja. Los animales contaban historias maravillosas sobre cómo Mateo les había ayudado y cómo siempre estaba allí cuando lo necesitaban.

Poco a poco, otros espantapájaros de las granjas vecinas empezaron a seguir el ejemplo de Mateo. Comenzaron a dar comida y ayuda a los animales, creando una comunidad amigable y solidaria en todo el campo.

Desde entonces, la granja se convirtió en un lugar lleno de amor y compasión. Los animales vivían felices sabiendo que siempre podían contar con el espantapájaros Mateo y sus amigos para recibir ayuda cuando lo necesitaran.

Y así, gracias al espantapájaros amigable, la granja se transformó en un ejemplo de cooperación y bondad para todos los demás.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!