El espejo de hielo



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, tres adolescentes llamados Sofía, Martín y Lucía. Eran los mejores amigos y siempre buscaban nuevas aventuras juntos.

Un día, mientras paseaban por el mercado del pueblo, encontraron un viejo espejo en una tienda de antigüedades. El dueño del lugar les contó que ese espejo había pertenecido a un mago muy poderoso y se decía que tenía propiedades mágicas.

Intrigados por la historia, los tres amigos decidieron comprar el espejo y llevarlo a casa de Sofía. Al llegar, colocaron el espejo en la habitación de Martín y comenzaron a investigar cómo funcionaba. "¿Creen que realmente tenga algún poder mágico?", preguntó Lucía emocionada.

"No lo sé", respondió Martín encogiéndose de hombros, "pero no perdemos nada con intentarlo". Los tres adolescentes se miraron unos a otros con determinación y tomaron cada uno su turno para mirarse en el espejo. Pero nada parecía suceder.

Desanimados, decidieron dejar el experimento para otro momento y fueron al patio trasero de la casa de Sofía a disfrutar del sol. Mientras jugaban con sus patinetas, notaron algo extraño: ¡el césped estaba lleno de pequeños trozos de hielo!"¡Miren esto!", exclamó Sofía sorprendida.

"¿De dónde salió todo este hielo?", preguntó Martín confundido. Sin pensarlo dos veces, los amigos recogieron un poco del hielo en una bolsa e ingresaron nuevamente a la casa.

Mientras investigaban el fenómeno en la cocina, se dieron cuenta de que los trozos de hielo no se derretían, ¡permanecían intactos!"Esto es muy extraño", dijo Lucía asombrada. "¿Será posible que el espejo tenga algo que ver con esto?", sugirió Sofía.

Decididos a descubrir la verdad, volvieron a la habitación de Martín y miraron nuevamente en el espejo. Esta vez, algo diferente sucedió: un destello brillante surgió del cristal y envolvió a los tres amigos. Cuando abrieron los ojos, se encontraron en un lugar completamente diferente.

Estaban rodeados por una inmensa montaña de hielo y nieve. El frío era intenso, pero ellos no sentían ningún tipo de incomodidad. "¡Increíble! ¡Hemos viajado a otro mundo!", exclamó Martín emocionado.

"Parece que este espejo realmente tiene poderes mágicos", agregó Sofía maravillada. Los tres amigos exploraron aquel mundo helado y descubrieron criaturas fantásticas como pingüinos parlantes y osos polares amigables.

Aprendieron sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y cómo el cambio climático afectaba a estas regiones tan hermosas. Después de disfrutar de muchas aventuras en ese mundo mágico, decidieron regresar a casa antes de que anocheciera. Miraron nuevamente en el espejo y fueron transportados al mismo lugar donde habían comenzado su viaje.

Con una sonrisa en sus rostros, los tres amigos guardaron el espejo en un lugar seguro.

Aunque ya no podían volver a aquel mundo helado, siempre tendrían los recuerdos de su increíble aventura y la lección aprendida sobre la importancia de cuidar nuestro planeta. Y así, Sofía, Martín y Lucía continuaron siendo los mejores amigos, listos para enfrentar cualquier otra aventura que se cruzara en su camino.

FIN.

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