El Espejo de la Bondad



Berta era una niña muy especial. Siempre cumplía con lo que le pedían sus padres, maestros y amigos. Nunca mentía y siempre trataba de ser amable con todos a su alrededor.

Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con un espejo mágico que hablaba. "¡Hola, Berta! ¡Qué gusto conocerte!", dijo el espejo con entusiasmo. Berta se sorprendió al principio, nunca había visto un espejo que pudiera hablar.

Pero como era una niña valiente y curiosa, decidió acercarse. "Hola... ¿Cómo es que puedes hablar?", preguntó Berta con asombro. "Soy un espejo mágico y he estado esperando por alguien como tú", respondió el espejo. Berta se sintió intrigada.

El espejo le explicó que tenía un poder especial: reflejar no solo la apariencia física de las personas, sino también sus acciones y sentimientos. "¿Quieres ver algo increíble?", preguntó el espejo a Berta.

Ella asintió emocionada y el espejo comenzó a mostrarle diferentes escenas de su vida cotidiana. Vio cómo ayudaba a su madre en casa sin quejarse, cómo consolaba a su amigo cuando estaba triste y cómo estudiaba con empeño para sacar buenas notas en la escuela.

Berta se sintió orgullosa al ver todas estas cosas reflejadas en el espejo. Pero entonces, el tono del espejo cambió. "Sin embargo, también veo momentos en los que podrías mejorar", dijo el espejo con seriedad.

Berta frunció el ceño, no le gustaba escuchar críticas. El espejo le mostró situaciones en las que había sido impaciente o desobediente, donde no había sido tan amable como solía serlo. "Todos cometemos errores, Berta.

Lo importante es aprender de ellos y tratar de ser mejor cada día", dijo el espejo sabiamente. Berta reflexionó sobre las palabras del espejo. Se dio cuenta de que nadie era perfecto y que siempre había espacio para crecer y mejorar.

Decidió tomar en cuenta las enseñanzas del espejo mágico y trabajar en aquellas áreas donde podía ser más amable, paciente y comprensiva.

Desde ese día en adelante, Berta siguió siendo la niña ejemplar que siempre fue, pero ahora lo hacía no solo por obligación o porque se lo pedían los demás; lo hacía porque entendía la importancia de ser una buena persona desde adentro hacia afuera.

Y así fue como gracias al encuentro con el misterioso espejo mágico, Berta aprendió una valiosa lección: la verdadera magia está en ser fiel a uno mismo y buscar constantemente formas de crecer y mejorar para convertirse en la mejor versión posible de uno mismo.

FIN.

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