El Espejo Mágico



Leandro era un niño curioso y aventurero. Siempre estaba buscando cosas nuevas que hacer y lugares por explorar. Un día, mientras jugaba en el ático de la casa de su abuela, encontró un espejo antiguo.

Al principio, Leandro solo se detuvo a mirarse en él y a hacer caras divertidas, pero luego notó algo extraño: su reflejo no era igual que él. Había una pequeña diferencia en su imagen reflejada.

"¿Qué pasa aquí?" - se preguntó Leandro. Empezó a jugar con el espejo, moviéndolo lentamente hacia los lados para ver cómo cambiaba su imagen reflejada.

De repente, algo increíble ocurrió: ¡el espejo lo absorbió! Cuando Leandro abrió los ojos, se encontró en una habitación desconocida y oscura. Se levantó rápidamente para examinarla mejor y descubrió que no estaba solo; había otros niños allí también.

"Hola"  - dijo uno de ellos acercándose a saludarlo "Bienvenido al mundo del otro lado del espejo". Leandro estaba muy confundido; ¿cómo podían estar dentro del espejo? Los demás niños le explicaron que habían encontrado ese mismo espejo años atrás y habían aprendido a controlar sus habilidades especiales.

"Lo llamamos "el portal", porque nos permite viajar entre mundos" - dijo uno de los niños. Después de hablar durante un rato más, los niños decidieron enseñarle a Leandro cómo usar sus habilidades especiales para poder volver al mundo real.

Pero no iba a ser fácil; primero debían enfrentar al guardián del portal, una criatura peligrosa y poderosa que protegía la entrada a otros mundos. Los niños se prepararon para luchar contra el guardián mientras Leandro observaba todo atentamente.

Finalmente, con un gran esfuerzo y trabajo en equipo, lograron vencerlo. "¡Lo hicimos!" - exclamó Leandro emocionado. Con el guardián derrotado, los niños pudieron guiar a Leandro de vuelta al mundo real.

Cuando finalmente salió del espejo, se dio cuenta de que había aprendido algo muy importante: nunca subestimar su propia fuerza ni la de sus amigos. Desde ese día en adelante, Leandro no solo era más fuerte y confiado sino que también había hecho nuevos amigos con habilidades especiales como él.

Aprendió que siempre hay nuevas aventuras por descubrir si tienes la curiosidad y valentía para buscarlas.

Y cada vez que miraba hacia atrás al espejo antiguo en el ático de su abuela, sonreía sabiendo que ahora tenía un secreto especial guardado entre sus recuerdos más preciados.

FIN.

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