El Espejo Mágico de la Rana
Había una vez, en un bosque encantado, una rana llamada Rani que soñaba con ser más que un simple habitante del agua. Rani pasaba sus días hablando con los pececitos y saltando entre los lirios, pero anhelaba descubrir el mundo más allá de su estanque.
Un día, mientras exploraba más allá de su hogar, Rani se encontró con un castillo antiguo, cubierto de enredaderas y flores silvestres. Intrigada, se acercó y notó un brillo proveniente de una ventana.
-'¿Qué será eso?' -se preguntó Rani, curiosa-. Tal vez encontraré algo interesante.'
Rani saltó hacia la ventana y, a través de una rendija, vio un hermoso espejo que reflejaba todo lo que había a su alrededor, pero de una manera mágica. De repente, una voz resonó desde el fondo del castillo.
-'¡Ayuda! ¡Ayuda!'
Era una bruja llamada Bruna, que había quedado atrapada en un hechizo.
Rani, valiente como era, decidió ayudarla. -'¿Qué te ha pasado, señora bruja?' -preguntó Rani con un brillo en sus ojos.
Bruna respondió, -'Estoy atrapada en este espejo desde hace mil años. Necesito que encuentres mi polvo de estrellas que está escondido en lo más profundo del bosque y lo traigas para romper el hechizo.'
Aunque Rani sentía miedo, sabía que debía intentarlo. -'No te preocupes, haré lo que pueda para ayudarte.'
Antes de partir, la bruja le dio un consejo. -'Rani, para encontrar el polvo de estrellas, debes enfrentarte a los tres guardianes del bosque: el búho sabio, la serpiente risueña y el viejo roble.'
Rani se despidió de Bruna y comenzó su aventura.
Primero, se encontró con el búho.
-'Soy Rani, la rana. Busco el polvo de estrellas.'
El búho le respondió, -'¿Y qué has aprendido hoy, pequeña?'
Rani pensó un momento y dijo, -'He aprendido que siempre es bueno ayudar a los demás.'
El búho, satisfecho con la respuesta, le dio una pluma dorada. -'Este es un símbolo de tu bondad. Sigue adelante.'
Continuando su camino, Rani se topó con la serpiente.
-'Hola, soy Rani. Estoy en busca del polvo de estrellas.'
La serpiente, con su voz divertida, dijo, -'Si puedes hacerme reír, te daré una pista sobre dónde encontrarlo.'
Rani pensó y realizó un pequeño baile, saltando y haciendo burbujas. La serpiente se rió tanto que le dio una pista: -'Ve al viejo roble, él sabe mucho sobre el polvo que buscas.'
Finalmente, Rani llegó al viejo roble.
-'Desde luego, soy Rani, la rana. Necesito tu ayuda para encontrar el polvo de estrellas.'
El roble sonrió. -'Sabía que llegarías aquí. Si me prometes ser siempre amable y ayudar a otros, te diré dónde está.'
Rani, entusiasmada, le prometió.
-'El polvo está en el corazón del bosque, al lado del arroyo de cristal. Recuérdalo.'
Rani corrió hacia el arroyo y, efectivamente, encontró el polvo de estrellas. Totalmente emocionada, regresó al castillo y se lo dio a la bruja.
Bruna tomó el polvo y pronunció un encantamiento. -'Con el poder de las estrellas, rompe este hechizo y dame la libertad.'
De repente, un destello iluminó el castillo. Rani miró asombrada cómo Bruna se liberaba del espejo, convirtiéndose en una mujer hermosa con un brillo especial.
-'¡Lo lograste, Rani! Te agradezco mucho. Como muestra de gratitud, quiero ofrecerte un deseo.'
Rani, emocionada, pensó en su hogar y dijo, -'Deseo que todos los seres del bosque vivan en armonía y se ayuden mutuamente.'
Bruna sonrió, -'Tu deseo es noble. Así se hará.'
Desde aquel día, el bosque brilló más que nunca, y todos los habitantes aprendieron a ser amables y a colaborar entre ellos. Rani siguió viviendo felices aventuras, sabiendo que la bondad siempre regresa.
Y así, la rana que soñaba con ser más vivió con el corazón lleno de alegría y un espejo mágico que reflejaba la belleza de su alma.
FIN.