El espíritu del bosque

Había una vez un espíritu llamado Amanecer, que vivía en el bosque más hermoso del mundo. Amanecer era un ser muy sabio y tranquilo, y siempre estaba dispuesto a escuchar a los demás.

Un día, unos cazadores entraron al bosque con sus rifles listos para cazar animales. Amanecer se acercó a ellos y les habló con amabilidad:- Buenos días, cazadores.

¿Qué están haciendo aquí? - Estamos cazando animales para vender su piel -respondió uno de los cazadores sin mirar a Amanecer-. ¿Y qué te importa? Amanecer no se enojó por la falta de respeto de los cazadores. En cambio, les dijo:- Me importa mucho este bosque y todos los seres que viven aquí.

Si siguen cazando así, pronto no quedará nada de lo que disfrutar. Los cazadores rieron entre sí y siguieron adelante con su caza.

Pero algo extraño comenzó a suceder: cada vez que apuntaban su rifle hacia un animal, éste desaparecía ante sus ojos. Desconcertados, los cazadores buscaron ayuda en el pueblo cercano. Allí conocieron a una niña llamada Luna que tenía fama de saber mucho sobre el bosque.

- ¿Han visto ustedes al espíritu del amanecer? -preguntó Luna cuando supo lo que estaba pasando-. Él protege este lugar y no permite la caza indiscriminada. Los cazadores se sintieron avergonzados por haber ignorado las palabras del sabio espíritu. Decidieron volver al bosque y pedirle perdón a Amanecer.

- Lo siento mucho por haber actuado mal -dijo el cazador que había hablado con Amanecer antes-. No volveremos a cazar aquí. ¿Puedes perdonarnos? Amanecer sonrió y respondió:- Por supuesto, todos cometemos errores.

Pero es importante aprender de ellos y hacer lo correcto en el futuro. Desde ese día, los cazadores se convirtieron en protectores del bosque junto con Amanecer y Luna. Juntos trabajaron para cuidar de los animales y las plantas que vivían allí.

La historia de Amanecer se convirtió en leyenda entre los habitantes del pueblo, quienes aprendieron la importancia de respetar y proteger la naturaleza gracias a sus enseñanzas sabias y tranquilas.