El extranjero de Arcoíris



Había una vez un pequeño pueblo llamado Arcoíris, donde vivían personas de diferentes razas, géneros, culturas, edades e ideologías. A pesar de ser tan diversos, todos convivían en paz y armonía.

Un día, llegó al pueblo un extraño hombre con la piel oscura y con acento extranjero. Los habitantes del pueblo no estaban acostumbrados a ver a alguien así y comenzaron a murmurar cosas desagradables sobre él.

Todos menos Tomás, un niño curioso y amable que decidió acercarse al extraño para conocerlo mejor. —"Hola" , dijo Tomás tímidamente. "Hola joven amigo", respondió el extraño hombre con una sonrisa en su rostro. "¿Cómo te llamas?", preguntó Tomás. "Me llamo Omar", contestó el hombre.

Tomás pasó varias horas hablando con Omar y aprendiendo sobre su cultura y sus costumbres. Le mostró su hogar y las cosas que hacía en su tiempo libre. Al final del día, Tomás se había hecho amigo de Omar.

Los demás habitantes del pueblo comenzaron a notar cómo Tomás trataba amigablemente al extraño hombre. Algunos decidieron imitarlo mientras que otros seguían siendo desconfiados.

Un día mientras jugaba en el parque del pueblo, Tomás vio que un grupo de niños mayores estaban molestando a otro niño por ser diferente. Decidido a hacer algo al respecto, corrió hacia ellos para detenerlos. "¡Dejen de molestarlo! ¡Todos somos diferentes!", gritó Tomás valientemente.

El resto de los niños se detuvieron sorprendidos por la actitud de Tomás. "¿Qué quieres decir?", preguntó uno de ellos. "Que todos somos diferentes en algo.

Algunos somos altos, otros bajitos, algunos tienen piel más oscura o más clara, pero eso no nos hace mejores ni peores que los demás", explicó Tomás con sabiduría. El niño que estaba siendo molestado se sintió aliviado y agradecido por la intervención de Tomás. A partir de ese día, el pueblo comenzó a valorar y respetar aún más su diversidad.

Se dieron cuenta de que cada persona tiene algo especial y diferente para ofrecer al mundo. Tomás se convirtió en un héroe local y Omar decidió quedarse a vivir en Arcoíris para seguir compartiendo sus experiencias con los habitantes del pueblo.

Todos aprendieron una gran lección sobre el respeto y la tolerancia hacia las diferencias. Y así, el pequeño pueblo de Arcoíris se convirtió en un ejemplo para todo el mundo sobre cómo convivir pacíficamente entre personas tan diversas.

FIN.

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