El Extraterrestre que Quería Conquistar la Tierra



Era un día soleado en la Tierra cuando un pequeño y divertido extraterrestre llamado Zorlo decidió que era momento de conquistar un nuevo planeta. Zorlo vivía en un planeta lejano llamado Numeronia, donde todo era sobre números y formas. Con su cápsula espacial brillante, Zorlo aterrizó en un parque lleno de niños que estaban jugando.

"¡Hola, terrícolas!" dijo Zorlo, levantando sus tres brazos. "Soy Zorlo de Numeronia y he venido a conquistar su planeta con matemáticas!"

Los niños se miraron unos a otros, confundidos. Uno de ellos, una niña llamada Luna, se acercó y le preguntó:

"¿Cómo pensás conquistar nuestro mundo con matemáticas?"

"¡Es muy fácil! Voy a hacer que todos aprendan a contar hasta diez y a sumar!" dijo Zorlo muy emocionado.

Los niños riendo decidieron que Zorlo podía quedarse un rato. Zorlo comenzó a mostrarles los números. Primero, les dijo que fueran a buscar hojas y piedras para contar.

"¡Contemos juntos!" dijo Zorlo.

"Uno, dos, ¡tres!" gritaron los niños mientras recogían piedras del suelo.

Luego, Zorlo dijo: "Ahora, vamos a sumar. Si ustedes tienen tres piedras y yo traigo dos, ¿cuántas piedras tenemos en total?" La niña Lila, que era muy lista, levantó la mano y dijo:

"Cinco!"

"¡Correcto! ¡Son cinco piedras!" exclamó Zorlo, saltando de alegría.

Los niños estaban disfrutando tanto que Zorlo decidió hacer un juego. Formó dos equipos de cuatro niños y les propuso que sumaran las piedras que habían recolectado.

"El equipo que sume más piedras ganará un dulce!" dijo Zorlo con una sonrisa.

Los equipos comenzaron a contar. Un niño del equipo uno dijo:

"Contamos uno, dos, tres y ¡cuatro!"

El equipo dos contaba del otro lado:

"Uno, dos, tres, ¡y cuatro!"

Ambos equipos estaban muy igualados. Pero mientras contaban, Zorlo se dio cuenta de que había una piedra más roja escondida bajo un arbusto.

"¿Qué pasa si un equipo encuentra una piedra más?" preguntó Zorlo emocionado.

"Entonces ellos tendrían ventaja!" contestó Lila.

"¡Súmenla a su total!"

Eventualmente, el equipo uno ganó. Pero Zorlo, feliz, dijo:

"Aunque ustedes hayan ganado, aprendimos todos juntos, y eso es lo más importante. También aprendimos a trabajar en equipo y a multiplicar la diversión!"

De pronto, las nubes se oscurecieron y llegó un viento fuerte. Zorlo miró al cielo y dijo:

"Oh, no! ¡Mi nave espacial!"

Un rayo había golpeado su cápsula y la había dañado. Los niños se preocuparon.

"¿Qué vamos a hacer?" preguntaron preocupados.

"Necesito ayuda!"

Los niños recordaron que habían aprendido sobre formas también.

"Podemos hacer un triángulo con los troncos de los árboles para sostener la nave!" sugirió Lila.

Zorlo estaba sorprendido,

"¡Eso es una gran idea! Vamos a hacer un triángulo!"

Algunos niños empezaron a buscar troncos y los colocaron en forma de triángulo alrededor de la nave. Zorlo les dio instrucciones sobre cómo sostenerla mientras él hacía reparaciones.

"¡Sí! ¡Lo están haciendo muy bien!" exclamó.

Después de un rato, la nave fue reparada y Zorlo agradeció a todos.

"Ustedes no solo aprendieron a contar, sumar y trabajar en equipo, sino que también me ayudaron cuando más lo necesité. ¡Ustedes son mis amigos!"

Zorlo se despidió y prometió regresar un día para seguir aprendiendo juntos. Y así, Zorlo subió a su nave, que ahora brillaba más que nunca, y despegó hacia el espacio dejando tras de sí un grupo de amigos que había conquistado su corazón, a través de la magia de los números y las formas.

Los niños, a partir de ese día, disfrutaron de cada juego que incluía contar, sumar, y aprender sobre matemáticas. Y así, el día que Zorlo llegó a la Tierra, no solo enseñó matemáticas, sino también la verdadera conquista del conocimiento y la amistad.

FIN.

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