El Extraterrestre y los Guardianes del Planeta



Era un día despejado en un pequeño pueblo, cuando de repente, un brillo intenso iluminó el cielo. Un extraño objeto volador descendió suavemente en un claro del bosque. De él emergió un ser resplandeciente, con piel de colores que cambiaban bajo la luz del sol. Los cinco amigos, Mateo, Sofía, Tomás, Valentina y Lucas, lo miraron con asombro.

"¡Hola! ¿De dónde sos?" - preguntó Mateo, con los ojos bien abiertos.

"¡Hola! Soy Zap, un extraterrestre del planeta Xylon. He venido a conocer la Tierra" - respondió el ser en un tono alegre.

Los cinco niños se miraron entusiasmados y decidieron mostrarle todo lo maravilloso que tenían en su planeta.

"¡Vení! Te vamos a mostrar el mejor lugar del mundo: el bosque" - exclamó Sofía, tomando la mano de Zap.

Mientras caminaban, Valentina le explicó cómo cuidaban las plantas.

"Las plantas son nuestros amigos. Necesitan agua y amor".

Zap, curioso, se agachó y tocó una flor.

"¡Qué hermosa!" - dijo, mientras su piel brillaba aún más.

Luego, Lucas le mostró a Zap un arroyo claro y fresco.

"Este es nuestro hogar, pero debemos cuidar el agua" - advirtió.

De repente, escucharon un ruido: un grupo de animales estaba atrapado en un plástico. Tomás se preocupó y dijo:

"¡Debemos ayudar!"

Zap, usando su poder especial, hizo que el plástico se deshiciera instantáneamente. Todos los animales salieron corriendo, agradecidos.

"¡Increíble! ¿Cómo hiciste eso?" - preguntó Lucas.

"En Xylon cuidamos el medio ambiente de otra manera. Pero aquí la unión de amigos es la verdadera magia".

Los niños sonrieron, entendiendo que el cuidado del planeta dependía de ellos. Zap les propuso un trato:

"Si me enseñan a cuidar este mundo, los llevaré a Xylon y les enseñaré sobre la protección del universo".

Entusiasmados, los niños aceptaron. Desde aquel día, junto a Zap, formaron un equipo. Se dedicaron a limpiar el bosque, plantar árboles y enseñar a otros a proteger el planeta.

Zap se convirtió en parte del grupo y, en el camino, los niños aprendieron que la verdadera aventura es cuidar lo que amamos.

FIN.

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