El fantasma amigo


Había una vez un grupo de amigos, Emma, Maira y Elías, que decidieron aventurarse en el Bosque Fantasma. Este bosque era conocido por ser misterioso y lleno de sorpresas. Los niños estaban emocionados por descubrir qué secretos guardaba.

Mientras caminaban por el bosque, de repente se les apareció un fantasma en medio del camino. Los niños se asustaron al principio, pero luego se dieron cuenta de que el fantasma no era malvado.

Era un fantasma amigable llamado Gaspar. "¡Hola! ¿Quiénes son ustedes?" -preguntó Gaspar. Los niños se presentaron y le contaron a Gaspar sobre su intención de llegar al Parque Encantado que estaba al final del bosque.

"Oh, ese es un lugar maravilloso", dijo Gaspar con entusiasmo. "Pero debes tener cuidado porque el Bosque Fantasma puede confundirte y hacerte perder". Los niños se miraron preocupados entre sí porque ya habían perdido el camino del parque. "No te preocupes", dijo Gaspar tranquilamente.

"Yo puedo ayudarlos a encontrar su camino hacia allá". Gaspar les explicó que para salir del Bosque Fantasma necesitaban seguir las luces brillantes azules que aparecían aquí y allá entre los árboles.

Estas luces eran pequeñas hadas llamadas Estrellitas Guardianas que ayudaban a guiar a los visitantes perdidos fuera del bosque. Siguiendo las instrucciones de Gaspar, los niños comenzaron a buscar las luces azules mientras él los acompañaba en su viaje hacia el Parque Encantado.

A medida que avanzaban, se encontraron con diferentes desafíos y obstáculos en el bosque. En un momento dado, llegaron a un río ancho y caudaloso. No había puente para cruzarlo, pero Gaspar tenía una solución ingeniosa.

"¡No se preocupen! ¡Puedo ayudarlos a cruzar el río!", exclamó Gaspar emocionado. El fantasma comenzó a soplar suavemente sobre el río, creando pequeñas burbujas mágicas que flotaban en el aire.

Los niños subieron a las burbujas y fueron transportados al otro lado del río de manera segura. A medida que continuaban su camino, los niños se enfrentaron a otros desafíos como un laberinto de espinas y un campo lleno de trampas ocultas.

Pero cada vez, Gaspar les daba consejos valiosos y juntos encontraban la solución para superarlos. Finalmente, después de muchas aventuras emocionantes y momentos divertidos, los niños vieron las luces brillantes azules más fuertes que indicaban la salida del Bosque Fantasma. Se despidieron de Gaspar con gratitud por su ayuda invaluable.

Al llegar al Parque Encantado, los niños estaban maravillados por la belleza del lugar: árboles gigantes cubiertos de flores luminosas, fuentes mágicas que bailaban al ritmo de la música y animales parlantes que contaban cuentos fascinantes.

Los niños aprendieron una valiosa lección esa día: nunca deben subestimar el poder de la amistad y la ayuda mutua en momentos difíciles. También comprendieron que incluso cuando se enfrentan a desafíos, siempre hay una solución si trabajan juntos y mantienen una actitud positiva.

Desde ese día, Emma, Maira y Elías visitaron el Parque Encantado muchas veces más. Y cada vez que lo hacían, recordaban con cariño su aventura en el Bosque Fantasma y la amistad especial que habían forjado con Gaspar.

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