El fantasma arcoíris y los animales perdidos



Había una vez un fantasma de color arcoíris llamado Arco, que vivía en una antigua y tenebrosa casa abandonada. A pesar de su apariencia asustadiza, Arco era un fantasma muy amable y divertido.

Un día, mientras paseaba por los pasillos oscuros de su casa, Arco escuchó unos ruidos extraños provenientes del sótano. Decidió investigar qué estaba sucediendo y bajó las escaleras flotando lentamente.

Al llegar al sótano, se encontró con una sorpresa: había un grupo de animales perdidos que habían encontrado refugio en la casa abandonada. Había un conejito asustado llamado Salti, una tortuga lenta pero valiente llamada Casco, y un ratoncito curioso llamado Rizo.

Arco se acercó a ellos con una sonrisa amigable y les preguntó qué hacían allí. Los animales le contaron que se habían perdido en el bosque cercano y habían encontrado la casa tenebrosa como refugio temporal.

Arco sintió mucha empatía por ellos y decidió ayudarlos a encontrar el camino de regreso a sus hogares. Juntos planearon cómo podrían salir de la casa sin asustar a nadie. Decidieron hacerlo durante el día siguiente cuando los humanos no estuvieran cerca.

Arco les enseñó cómo usar los colores brillantes de su cuerpo para crear hermosas luces que iluminaban el camino hacia afuera. Al día siguiente, cuando llegaron al jardín trasero de la casa tenebrosa, descubrieron que el camino estaba bloqueado por una enorme pared de espinas. Parecía imposible atravesarla.

Pero Arco no se rindió y tuvo una idea brillante. Usando sus colores, creó un puente arcoíris sobre las espinas que les permitió a todos cruzar con seguridad hacia el otro lado.

Salti, Casco y Rizo estaban maravillados por la creatividad de Arco y le agradecieron profundamente por su ayuda. Juntos continuaron su viaje hasta llegar al bosque donde cada uno encontró su hogar. Arco regresó a su casa tenebrosa pero ya no se sentía solo ni triste.

Ahora tenía amigos especiales en los cuales podía confiar y siempre recordaría la aventura emocionante que vivieron juntos. Desde aquel día, Arco aprendió que ser diferente era algo maravilloso y especial.

Descubrió que podía usar sus dones únicos para ayudar a otros y hacer del mundo un lugar mejor. Y así, el fantasma de color arcoíris llamado Arco siguió viviendo en su casa tenebrosa, pero ahora llena de luz, alegría y amistad.

FIN.

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