El Fantasma de las Reglas


Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza donde todos los niños eran muy traviesos y desobedientes. Los padres no sabían cómo hacer para que sus hijos se portaran bien, hasta que un día apareció un misterioso fantasma.

El fantasma era muy peculiar, tenía forma de esqueleto, pero en lugar de huesos, su cuerpo estaba hecho de humo blanco.

Se hacía llamar "El Fantasma del Comportamiento" y su misión era llevarse a los niños malos para enseñarles una lección. Los niños del pueblo tenían mucho miedo al principio, pero pronto se dieron cuenta de que el Fantasma del Comportamiento no era tan malo como parecía.

De hecho, les enseñaba cosas importantes sobre el respeto y la responsabilidad. Un día, dos hermanos llamados Juan y Sofía decidieron jugar a las escondidas en el bosque prohibido.

Sabían que sus padres les habían dicho muchas veces que no debían ir allí porque era peligroso, pero ellos pensaron que sería divertido desobedecer. "Juan, creo que deberíamos volver antes de meternos en problemas"- dijo Sofía preocupada mientras buscaban un lugar para esconderse. "No seas aburrida Sofi, vamos a ganar este juego"- respondió Juan con confianza.

Sin embargo, cuando llegó la hora de regresar a casa no pudieron encontrar el camino correcto. Estaban perdidos en medio del bosque oscuro y frío sin saber qué hacer. "¿Qué vamos a hacer ahora?"- preguntó Sofía temblando por el frío.

"No lo sé... "- respondió Juan con tristeza. De repente, apareció el Fantasma del Comportamiento. Los niños se asustaron al principio, pero luego entendieron que estaba allí para ayudarlos.

"Niños, ¿qué están haciendo aquí?"- preguntó el fantasma con su voz grave y misteriosa. "Nos perdimos en el bosque"- respondió Sofía con lágrimas en los ojos. El Fantasma del Comportamiento les explicó que lo que habían hecho era muy peligroso y desobediente.

Les recordó la importancia de escuchar a sus padres y seguir las reglas para evitar situaciones peligrosas como esa. Los niños aprendieron una valiosa lección ese día y prometieron nunca volver a desobedecer ni ponerse en peligro de nuevo.

A partir de ese momento, todos los niños del pueblo empezaron a portarse mejor gracias a las enseñanzas del Fantasma del Comportamiento. Y así fue como Villa Esperanza se convirtió en un lugar más seguro y feliz gracias al misterioso fantasma que se llevaba a los niños malos.

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