El Fantasma del Dibujo



En un pequeño pueblo, había un adolescente llamado Camilo. A sus 17 años, Camilo tenía un talento especial para dibujar. Cada tarde, se sentaba en su habitación, rodeado de hojas blancas y lápices de colores, creando mundos mágicos y personajes fantásticos. Sin embargo, había algo que inquietaba a Camilo: su familia siempre le decía que sus dibujos no eran lo suficientemente buenos y que debía hacer algo más —"real" .

Un día, mientras buscaba inspiración, oyó un susurro proveniente del antiguo sótano de la casa. Con el corazón palpitante, decidió investigar. Caminó por las escaleras crujientes y, para su sorpresa, encontró un viejo libro de dibujos. Al abrirlo, una extraña luz brilló y, de repente, un fantasma apareció frente a él.

El fantasma, que se presentaba como Docto Dibujo, le explicó que había sido un famoso artista en su vida y que ahora estaba atrapado en ese libro debido a su miedo al rechazo.

"¿Rechazo?" - preguntó Camilo, sorprendido.

"Sí, muchos artistas se ven atrapados en los juicios de los demás. Pero hoy he decidido ayudarte a encontrar la confianza que necesitas" - respondió Docto Dibujo, sonriendo con amabilidad.

Camilo se sintió emocionado ante la posibilidad de recibir lecciones de un verdadero maestro. Sin embargo, Docto Dibujo propuso un desafío: debían crear un dibujo juntos que representara su miedo a ser juzgado. Si lograban hacerlo, Camilo aprendería a enfrentar sus inseguridades.

La primera noche, comenzaron a trabajar en su obra, pero Camilo seguía dudando de su talento. Cada vez que daba una pincelada, pensaba en los comentarios negativos de su familia sobre su arte.

"Camilo, ¿qué haces? No dejes que ese miedo nuble tu creatividad. Tu dibujo debe ser un reflejo de TÚ, no de lo que otros piensan" - le dijo el fantasma con determinación.

Con esas palabras, Camilo se armó de valor y dejó que su imaginación fluyera. Con cada trazo, comenzó a ver su dibujo como algo más que una simple representación: era un viaje hacia la aceptación de sí mismo.

Finalmente, la obra estaba lista y era hora de exhibirla. Camilo decidió mostrarla en la feria de arte local, donde se presentaban jóvenes artistas del pueblo. Su corazón latía con fuerza mientras la multitud observaba.

"Espero que les guste" - murmuró Camilo, con miedo.

"Recuerda, lo importante es que haya salido de ti. ¡Eso es lo que realmente cuenta!" - le animó Docto Dibujo, invisible entre la multitud.

Cuando la gente comenzó a ver su obra, Camilo sintió una mezcla de ansiedad y alegría. Algunos elogiaron su trabajo, mientras que otros simplemente lo miraban. Sin embargo, a través de esa experiencia, se dio cuenta de que las críticas no definían su valor como artista. Al final de la noche, varios preguntaron por sus dibujos y uno le ofreció una oportunidad para exponer en una galería.

"¡Lo lograste, Camilo! Has aprendido a creer en ti mismo" - dijo Docto Dibujo, con orgullo.

"Gracias a vos, fantasma. Nunca pensé que podría sentirme así" - respondió Camilo, sintiéndose ligero y feliz.

Al día siguiente, el fantasma desapareció, pero dejó un mensaje final en la última hoja del libro que había encontrado:

"Recuerda siempre: el arte debería ser un reflejo de tu esencia. No temas ser tú mismo en cada dibujo".

Desde entonces, Camilo siguió dibujando, pero ya no le importaba el qué dirán. Sabía que el poder de su arte provenía de su corazón. Así, se transformó en un artista respetado y, lo más importante, se volvió un defensor del talento único que reside en cada uno, inspirando a otros a encontrar su voz en el arte. Y así, el legado de Docto Dibujo continuó a través de generaciones, recordándoles a todos que cada persona tiene algo especial que aportar al mundo.

FIN.

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