El fantasma solitario y la noche de luna



En un bosque encantado, había un fantasma solitario llamado Filiberto. Todos en el bosque lo evitaban por miedo a su aspecto tenebroso y sus lúgubres lamentos. Un día, durante una noche de luna llena, comenzó a llover intensamente.

Filiberto se encontraba triste y solitario, paseando entre los árboles y murmurando sus penas. De repente, escuchó un susurro y vio a una pequeña luciérnaga acercarse a él. - ¿Por qué estás tan triste? - preguntó la luciérnaga con voz suave.

- Nadie quiere acercarse a mí por miedo a mi aspecto y mi soledad - respondió Filiberto con tristeza.

La luciérnaga le explicó que la lluvia y la luna llena tenían la magia de conceder deseos, y que si él encontraba la forma de mostrar su bondad y amistad, su aspecto cambiaría para siempre. Emocionado por la oportunidad de cambiar su destino, Filiberto decidió emprender un viaje por el bosque para ayudar a todos los animales que lo habitaban.

Ayudó a las ardillas a recoger nueces, enseñó a los pájaros a construir nidos más seguros, y protegió a los conejos de los cazadores furtivos. Con cada acto de bondad, su apariencia se volvía más cálida y acogedora.

Al final de la noche, la lluvia cesó, y la luna llena iluminó el bosque mostrando a Filiberto transformado en un ser radiante y amigable. Los animales, asombrados, se acercaron a él con alegría y gratitud.

Desde ese día, Filiberto dejó de ser el fantasma solitario para convertirse en el protector y amigo del bosque, demostrando que la verdadera belleza está en el corazón.

FIN.

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