El fantasma tímido y la lección de valentía

Había una vez en un pequeño pueblo, un fantasma llamado Luna. A diferencia de los demás fantasmas, Luna era tímida y responsable. Vivía en una linda casa encantada en lo alto de la colina. Sin embargo, tenía problemas en la escuela, donde no era popular. Luna asistía a una escuela pública donde todos los demás chicos parecían divertirse mucho, especialmente uno de ellos, un chico deportista llamado Martín.

Un día, mientras Luna deambulaba por la escuela en su forma etérea, se topó con Martín y sus amigos. -Martín, ¿te gustaría ser mi amigo? -preguntó con voz temblorosa. -Jaja, ¿amiga? Eres solo un fantasma raro, ¿por qué no te desvaneces de una vez? -bromeó Martín, y sus amigos rieron a carcajadas.

Luna se alejó flotando, con el corazón hecho pedazos. En su casa, suspiró mirando a través de la ventana. Pero de repente se dio cuenta de algo. Si quería ser aceptada, debía demostrar su valentía. Decidió preparar una fiesta en su casa para todos los chicos de la escuela.

Luna desplegó sus mejores habilidades de fantasma para decorar su casa de manera sorprendente. Cuando Martín y los demás chicos llegaron, quedaron impresionados. -¡Wow, qué genial es esto! -exclamó Martín, mirando sorprendido a su alrededor. -Gracias por invitarnos, Luna. No pensé que serías tan genial -dijo, un poco avergonzado por su comportamiento anterior. Luna sonrió, feliz de haber demostrado su valentía y creatividad.

A medida que la fiesta transcurría, Luna y Martín se acercaron y comenzaron a conversar. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, como el amor por los juegos y el deporte. Martín se disculpó por haber sido grosero antes, y Luna aceptó su disculpa. Desde ese día, Luna dejó de ser una extraña en la escuela. Todos querían ser su amigo, y Martín se convirtió en uno de sus mejores amigos. Juntos, demostraron que la valentía y la amabilidad son cualidades que hacen que todos se sientan especiales, incluso si son un poco diferentes a los demás.