El fantasma valiente



Había una vez en el Hotel Transilvania, un fantasma llamado Gaspar. Gaspar era un fantasma amable y divertido que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Sin embargo, había algo en lo que no se sentía muy confiado: su mordida. A diferencia de los demás fantasmas del hotel, Gaspar tenía dificultades para morder cosas. Cada vez que intentaba hacerlo, sus dientes se resbalaban y no lograba atrapar nada. Esto le causaba mucha frustración y tristeza.

Un día, mientras caminaba por los pasillos del hotel, Gaspar escuchó risas provenientes de la sala de juegos. Se acercó sigilosamente y vio a los otros fantasmas jugando al juego de "Muerde la Manzana".

Eran expertos en el arte de morder y parecían divertirse mucho. Gaspar decidió acercarse e intentarlo también. Se paró frente a la mesa donde estaban las manzanas colgando del techo con hilos invisibles y se preparó para morder una.

Pero cuando abrió la boca, sus dientes nuevamente resbalaron sin capturar nada. Los demás fantasmas empezaron a reírse de él. "-¡Mira cómo falla!", exclamaron burlonamente. Gaspar se sintió avergonzado y corrió hacia su habitación llorando lágrimas transparentes como el aire nocturno.

En su habitación, Gaspar pensó en cómo podría mejorar su habilidad para morder cosas. Recordó haber oído hablar sobre un antiguo libro de hechizos escondido en la biblioteca del hotel que contenía la solución a muchos problemas.

Sin perder un segundo, Gaspar se dirigió a la biblioteca y comenzó a buscar entre los polvorientos libros hasta que encontró el libro de hechizos.

Pasó horas estudiando y practicando diferentes conjuros hasta que finalmente encontró uno que le llamó la atención: "El hechizo de la mordida perfecta". Gaspar siguió las instrucciones al pie de la letra y realizó el hechizo.

Sintió una extraña sensación en su boca y cuando abrió los ojos, vio sus dientes brillantes y afilados como nunca antes. Lleno de emoción, Gaspar corrió hacia la sala de juegos para mostrarles a los demás fantasmas su nueva habilidad. Cuando llegó, todos quedaron asombrados al verlo morder con destreza las manzanas colgantes. "-¡Increíble!", exclamaron sorprendidos.

Gaspar sonrió orgulloso mientras les explicaba cómo había logrado mejorar su mordida gracias al hechizo del libro antiguo. Desde ese día, Gaspar se convirtió en el mejor jugador de "Muerde la Manzana" del Hotel Transilvania.

Pero más importante aún, aprendió una valiosa lección sobre perseverancia y no rendirse ante los desafíos. A partir de entonces, siempre estaba dispuesto a ayudar a otros fantasmas que tuvieran dificultades con algo.

Les recordaba que si él pudo superar su problema con la mordida, ellos también podían superar cualquier obstáculo que se les presentara en el camino.

Y así, Gaspar demostró que no importa cuántas veces te caigas o te rías de ti mismo, siempre hay una forma de superar tus limitaciones y brillar como nunca antes.

FIN.

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