El faro mágico de la amistad



En un pequeño pueblo costero, se alzaba un faro misterioso y encantado que había sido abandonado por años.

Pipe, Ale, Carlos, David, Ana y China eran un grupo de amigos inseparables de 13 años que siempre habían sentido curiosidad por aquel lugar prohibido. Un día, desafiando el miedo y la superstición de los lugareños, decidieron adentrarse en el faro. Al explorar sus oscuros pasillos polvorientos, descubrieron un viejo diario entre las ruinas.

En él, encontraron pistas sobre la ubicación del legendario mini faro de cristal, capaz de otorgar dones a aquellos con buen corazón. "¡Miren esto!", exclamó Ana emocionada mientras leía una página del diario.

"Dice que el mini faro está escondido en la cueva detrás del acantilado". Sin dudarlo, los valientes amigos se dirigieron hacia la cueva mencionada en el diario. Con linterna en mano y corazones llenos de determinación, lograron encontrar el mini faro brillante como una gema.

Al acercarse al cristalino faro, una luz cálida los envolvió y una voz suave resonó en sus mentes: "Solo aquellos con nobleza en su ser recibirán un don especial".

Uno a uno, los amigos recibieron maravillosos dones: Pipe obtuvo la habilidad de sanar plantas marchitas con solo tocarlas; Ale desarrolló una increíble destreza para resolver acertijos; Carlos ganó la capacidad de calmar a las fieras con su voz amable; David recibió el poder de entender y comunicarse con los animales; Ana fue bendecida con la fuerza para proteger a quienes lo necesitaban; y China adquirió el talento para traer alegría a través de sus canciones.

Con sus nuevos dones, los amigos se comprometieron a usarlos para hacer del mundo un lugar mejor.

Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba ayuda o consuelo en el pueblo costero, los seis amigos estaban allí para ofrecer sus habilidades especiales.

A través de su valentía y bondad demostrada al enfrentar lo desconocido en busca del mini faro de cristal, Pipe, Ale, Carlos, David, Ana y China aprendieron que las mayores recompensas vienen no solo del tesoro encontrado sino también del bien hecho a otros. Juntos descubrieron que cuando se comparte generosamente lo bueno dentro de uno mismo con quienes nos rodean podemos iluminar incluso los rincones más oscuros.

FIN.

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