El Festival de la Alimentación en Venezuela
En un pequeño pueblo de Venezuela, los niños esperaban cada año con ansias el Día de la Alimentación, un festival donde se celebraba la importancia de comer sano y nutritivo. Este año, el festival prometía ser especial, con actividades divertidas, concursos y deliciosos manjares.
La pequeña Valentina, con su cabello rizado y su sonrisa brillante, se encontraba muy emocionada. "¡No puedo esperar para ver todo lo que hay!"- decía mientras caminaba a la escuela con su amigo Joaquín, quien también estaba ansioso. "¿Sabías que este año harán un concurso de platos saludables?"- agregó Joaquín.
"Sí, escuché que el primer premio es una cesta llena de frutas y verduras frescas"- respondió Valentina.
Esa mañana, en la escuela, la maestra Rosa les explicó a los niños la importancia de una alimentación balanceada. "Los alimentos son como la gasolina que da energía a nuestro cuerpo. Si comemos mal, nos sentiremos cansados y tristes"-. Todos los niños escuchaban atentamente, hasta que apareció Brayan, el más travieso de la clase.
"¡Pfff! A mí no me gusta la lechuga ni las verduras, prefiero las galletas y los dulces"- exclamó Brayan, riendo.
La maestra le sonrió. "Brayan, comer solo dulces te hará sentir bien por un rato, pero luego tendrás un bajón y te cansarás. Es como si solo le pusieras agua a un auto en vez de gasolina"-.
Intrigado, Brayan no dijo nada. La jornada continuó con juegos y actividades relacionadas con la alimentación, y los niños aprendieron sobre la importancia de consumir frutas, verduras, granos y proteínas.
Finalmente, llegó el día del festival. Había música, bailes y muchas comidas riquísimas. Valentina y Joaquín se acercaron al stand donde se preparaban los platos para el concurso. Había ensaladas coloridas, batidos de frutas y platillos de granos.
"Vamos a hacer una ensalada divertida con todos estos ingredientes"- sugirió Valentina. Los dos comenzaron a mezclar, cortando zanahorias, tomate y agregando un poco de palta. En eso, Brayan apareció con un enorme plato de galletas y caramelos.
"Miren lo que traje, ¿quieren?"- ofreció Brayan con una sonrisa pícara. Valentina y Joaquín se miraron desconcertados. "No, gracias, ¡este es un día para comer sano!"- dijo Joaquín, mientras seguían trabajando en su ensalada.
Brayan se encogió de hombros y se fue a probar sus galletas junto a otros niños. Pero, al poco tiempo, comenzaron a sentir un buen mood y euforia, y luego de un rato, muchos sintieron un vacío en el estómago. "Me duele un poco la panza"- se quejaba uno de sus amigos, mientras que otros empezaron a decir que tenían mucho sueño.
"¿Ves?"- dijo Valentina cuando vio a Brayan. "Ese es el efecto de no comer sano. Los dulces te dan un subidón de energía, pero después caes y te sientes mal. Los alimentos saludables te mantienen fuerte y lleno de energía todo el día"-.
Brayan pasó por el stand de la ensalada de Valentina y Joaquín y, al olor fresco de los ingredientes, se sintió atraído. "¿Puedo probar un poco?"- preguntó tímidamente.
"Claro, ¡es deliciosa!"- respondió Valentina, alegrándose de compartir. Brayan probó un poco y su rostro se iluminó. "¡Está buenísima!"- exclamó.
El festival fue todo un éxito. Al final del día, Valentina y Joaquín ganaron el concurso con su ensalada exquisita. Al subir al escenario para recibir su premio, Valentina sonrió. "Nunca hay que subestimar lo bueno que es alimentarse sanamente"- le dijo a Brayan, quien prometió intentar comer mejor.
Así, el pequeño pueblo celebró un día lleno de risas, aprendizaje y, sobre todo, comida deliciosa. Todos los niños se fueron a casa con una nueva perspectiva sobre la alimentación, incluyendo a Brayan, quien había descubierto que los alimentos saludables podían ser igual de ricos que sus galletas. Y así, el Día de la Alimentación fue un recordatorio de que comer bien es fundamental para sentirse bien.
FIN.