El Festival de la Fruta Mágica



En un frondoso y colorido bosque, donde los árboles danzaban con el viento, vivían un grupo de frutas que soñaban con ser parte de un gran festival, el Festival de la Alimentación. Cada año, las frutas de todo el bosque se reunían para celebrar y demostrar lo valiosas que eran para la salud de los animales y los humanos.

Un día, la palta, que se llamaba Pati, convocó a todas las frutas de la plataforma, pues tenía una idea brillante. "¡Chicos, este año vamos a hacer algo mágico!" - dijo emocionada. "Mostremos a todos que, al igual que cada uno de nosotros, hay algo especial en nuestra forma de nutrir.", agregó.

La fresa, conocida como Fresa, exclamó: "¡Sí! Pero, ¿cómo lo hacemos?" - La naranja, siempre alegre, se unió a la conversación: "Podríamos organizar una competencia de sabores. ¡El que logre convencer a más animales sobre sus beneficios, será el rey o la reina del festival!" - Todos se pusieron a pensar, mientras la piña, Piñón, propuso hacer un trono de frutas para el ganador.

"¿Y cuál sería el premio?" - preguntó Fresa, intrigada. La uva, a quien llamaban Uvi, sugirió: "¡Un jugo de frutas exótico!" - Todos se pusieron a reír, imaginando un jugo que mezclara todos sus sabores.

El día del festival llegó, y las frutas se prepararon con esmero. La manzana, que se llamaba Meli, eligió un plato de manzana con canela, mientras que la pera, Pera, decidió hornear una deliciosa tarta. Las frutas se fueron turnando para presentar sus platos, mientras las ardillas y conejos del bosque prestaban atención.

"Yo soy rica en vitamina C y combato resfriados," - decía la naranja mientras ofrecía su jugo. Los animales la aplaudieron.

"Yo soy una fuente de fibra, ¡ideal para la digestión!" - gritó la manzana con orgullo.

"Y yo soy la reina de los antioxidantes," - agregaba la fresa relevando su riquísimo color rojo.

Era un desfile de encanto de sabores y colores. Pero algo inesperado ocurrió. Al llegar el turno del plátano, Benji, sintió que no podía participar porque se creía demasiado simple.

"¿Para qué me voy a presentar? Yo solo soy un banano," - se lamentaba. En ese momento, Pati la palta, decidió acercarse a él.

"Benji, no debes sentirte así. Ser simple no significa que no seas especial. Cada uno de nosotros tiene un aporte único al bienestar. ¡Incluso tú, con tu potasio!" - Benji sonrió, y con valor levantó el puño.

"Está bien, participaré, pero ¿me ayudan?" - Todos gritaron: "¡Sí!" -

Así, cada uno de los frutos ayudó a Benji a crear un plato increíble. Prepararon una ensalada de frutas que fue un éxito, y, en un giro inesperado, todos comenzaron a alabar la humildad y el esfuerzo del plátano.

El jurado, que estaba formado por una tortuga, un búho y una ardilla anciana, se acercó a probar cada plato. Tras deliberar, la tortuga dijo: "Todos los platos estaban riquísimos, pero esta ensalada de frutas muestra unión y cooperación. Benji, ¡tú eres el rey del festival!" -

Todos prorrumpieron en vítores: "¡Viva Benji! ¡Viva la ensalada de frutas!"

El festival terminó con una gran celebración. Cada fruta se sintió orgullosa de su aporte, y se dieron cuenta de que juntos eran más fuertes y sabrosos.

"Desde hoy, siempre recordaremos esto," - dijo Pati. "La alimentación es una fiesta, y cada fruta tiene su propio papel en la mesa. ¡Aprovechemos, celebremos la diversidad de lo que nos ofrece la naturaleza!" -

Y así, en cada rincón del bosque, resultó que el Festival de la Alimentación se volvió tradición y las frutas aprendieron que su valor no solo estaba en su sabor, sino también en su mensaje de unidad y diversidad.

FIN.

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