El Festival de las Culturas



En un pequeño pueblo llamado Diversilandia, la vida era colorida y llena de sonidos. Cada año, los habitantes se preparaban para un gran evento: el Festival de las Culturas, donde todos mostraban sus costumbres, comidas y tradiciones.

La historia comienza con una niña llamada Lila. Lila tenía 6 años y era muy curiosa. Un día, mientras caminaba por el parque, se encontró con su amigo Tomás.

"¡Hola, Tomás! ¿Ya te preparaste para el festival?" - preguntó Lila entusiasmada.

"¡Hola, Lila! Sí, estoy muy emocionado. Este año mi familia va a hacer comida italiana. Vamos a hacer pizza y pasta. ¿Y vos?" - respondió Tomás con una sonrisa.

Lila miró hacia el cielo y dijo:

"Voy a preparar empanadas con mi mamá. ¡Son riquísimas!"

Mientras ambos hablaban, se acercó Elena, una nena nueva en el barrio, que había llegado de otro país.

"Hola, soy Elena. Estoy muy emocionada por el festival, pero no sé qué puedo hacer para participar. Estoy un poco nerviosa. ¿Ustedes me pueden ayudar?" - dijo Elena tímidamente.

Lila y Tomás se miraron y Lila dijo:

"Por supuesto, Elena. Este festival es para compartir y celebrar nuestras diferencias. ¿De qué país venís?"

"De México. Me encantaría mostrar cómo se hace el guacamole y bailar una danza típica de mi país" - dijo Elena, sonriendo.

"¡Eso suena genial!" - exclamó Tomás. "¿Te gustaría que te ayudemos a preparar el guacamole?"

"Sí, por favor. Y si quieren, también podemos bailar juntos en el festival" - agregó Elena, un poco más animada.

Los tres amigos se pusieron a trabajar. Cada tarde después de la escuela, se reunían en la casa de Lila. La cocina se llenaba de risas mientras hacían empanadas, recetas de pasta y guacamole, cada uno mostrando sus especialidades.

Un día, mientras estaban en el parque practicando sus pasos de baile, un grupo de niños se acercó.

"¿Qué están haciendo?" - preguntó Clara, una de las chicas del vecindario.

"¡Estamos preparando una presentación para el Festival de las Culturas!" - respondió Tomás.

"Pueden unirse, cuántos más seamos, ¡mejor será!" - agregó Lila.

Clara y sus amigos se miraron entre ellos, y Clara dijo emocionada:

"¡Nosotros podemos traer música folclórica argentina!"

"¡Y yo puedo hacer unos bombones de dulce de leche!" - dijo otro nene.

Así fue como el grupo creció. Cada uno iba trayendo algo de sus propias tradiciones y el proyecto se convirtió en un hermoso intercambio cultural. Diferentes comidas, bailes y canciones se unieron en el gran día del festival.

Finalmente llegó el día del Festival de las Culturas. Todos en el pueblo estaban ansiosos y llenos de color. Las calles estaban adornadas con banderas de diferentes países. Lila, Tomás, Elena, Clara y todos sus amigos se reunieron juntos y comenzaron a presentar todo lo que habían preparado.

"¡Bienvenidos al Festival de las Culturas!" - anunció el alcalde del pueblo. "Hoy celebramos nuestra diversidad y aprendemos unos de otros. ¡Que comience la fiesta!"

Los amigos, nerviosos pero emocionados, empezaron a mostrar sus bailes, mientras los aromas de sus comidas llenaban el aire. Gente de todas partes sonreía y disfrutaba, bailando al ritmo de la música y probando las comidas.

Elena, al ver a todos disfrutando, sintió que había encontrado su lugar en Diversilandia.

"¡Esto es increíble!" - dijo ella mientras sonreía. "Nunca pensé que vendría aquí y haría nuevos amigos tan rápido".

Lila, mirando todo con alegría, dijo:

"Sí, y esto es solo el comienzo. Hay tanto por conocer y aprender."

El festival fue todo un éxito, y al final del día, todos volvieron a casa con bellos recuerdos y un montón de sabores compartidos.

Lila miró a sus amigos y dijo:

"El año que viene, tenemos que hacerlo aún mejor. ¡Quiero aprender más sobre cada uno de ustedes!"

Elena sonrió.

"¡Y yo puedo traer más recetas mexicanas!"

Tomás agregó:

"Y yo puedo aprender a hacer un postre nuevo para el festival!"

Así, los amigos comprendieron que lo más bonito de Diversilandia no era solo sus festivales, ¡sino la amistad que cagaba a todos en la comunidad!

Y así, el Festival de las Culturas se convirtió en un evento donde chicos y grandes no solo mostraban sus talentos, sino que además se unían para aprender de cada uno y celebrar la diversidad que hacía especial a su querida Diversilandia.

FIN.

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