El festival de Lucas


En la escuela "Luz y Alegría", los niños de cuarto grado estaban muy emocionados porque habían recibido a un nuevo compañero llamado Lucas.

Lo especial de Lucas era que no podía ver, pero eso no era motivo para que los demás niños lo excluyeran; al contrario, querían hacer todo lo posible para incluirlo en todas sus actividades.

Un día, durante el recreo, Martina propuso algo emocionante: "¡Chicos! ¿Qué les parece si organizamos un festival de canciones y cuentos para Lucas? Podemos cantarle rondas infantiles, arrullos y recitar cuentos para que pueda disfrutar con nosotros". Todos estuvieron de acuerdo y se pusieron manos a la obra.

Decidieron practicar todos juntos después de clases para asegurarse de que todo saliera perfecto. El día del festival llegó, y el salón estaba decorado con luces brillantes y guirnaldas coloridas. Lucas estaba sentado en primera fila junto a Martina, quien le explicaba con entusiasmo cada detalle de lo que sucedía.

Comenzaron las presentaciones. Primero fue Juani con su guitarra interpretando hermosas canciones infantiles. Luego llegó Sofi recitando un cuento lleno de aventuras y magia. Todos los niños participaron animadamente, mostrando sus talentos especiales.

Lucas estaba fascinado; aunque no podía ver las expresiones en los rostros de sus amigos ni los colores vibrantes a su alrededor, podía sentir la alegría en el ambiente y escuchar la dulzura en las voces de sus compañeros.

Finalmente, llegó el turno del grupo liderado por Martina. Ellos habían preparado algo muy especial: una ronda infantil acompañada por sonidos hechos con instrumentos caseros como cajas de cartón y botellas vacías. Al terminar la presentación, todos aplaudieron emocionados.

Martina se acercó a Lucas y le preguntó: "¿Te gustó nuestro espectáculo?". "¡Me encantó! Aunque no puedo verlo como ustedes, pude imaginar cada detalle gracias a sus voces y sonidos", respondió Lucas con una sonrisa radiante.

Los niños se abrazaron felices sabiendo que habían logrado transmitirle a Lucas toda la emoción y diversión del festival. Desde ese día, continuaron buscando maneras creativas e inclusivas para compartir momentos especiales con su amigo invidente.

Y así, en la escuela "Luz y Alegría", aprendieron que la verdadera amistad va más allá de las diferencias físicas; se trata de estar dispuestos a esforzarse para hacer sentir a todos parte importante del grupo.

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