El festival sin miedo


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Animal, donde todos los animales vivían en armonía. Había perros, gatos, pájaros y hasta una familia de conejitos muy traviesos.

Sin embargo, cada año se celebraba el festival del pueblo con una gran exhibición de fuegos artificiales. Los animales siempre se asustaban mucho por el ruido y las luces brillantes en el cielo. Un día, la señora Tortuga decidió hacer algo al respecto.

Ella era sabia y valiente, y quería encontrar una solución para que todos los animales pudieran disfrutar del festival sin tener miedo. La señora Tortuga convocó a una reunión con todos los animales del pueblo para discutir el problema.

Todos estaban emocionados de poder ayudar y escucharon atentamente las ideas de la señora Tortuga. "Podemos pedirle al alcalde que cancele la exhibición de fuegos artificiales", sugirió el pajarito cantor. "¡No! No podemos privar a los humanos de su tradición", respondió la señora Tortuga.

"Pero tal vez podamos encontrar una manera de hacer que los fuegos artificiales sean menos aterradores para nosotros". Los animales comenzaron a pensar en cómo podrían lograrlo.

El gato propuso usar tapones para los oídos, pero eso no sería suficiente. El perro sugirió construir refugios subterráneos, pero eso no permitiría ver los fuegos artificiales.

Fue entonces cuando el conejito más pequeño tuvo una idea brillante:"¡Podríamos organizar un espectáculo especial solo para nosotros, los animales!"Todos se emocionaron con la idea y comenzaron a planificar el espectáculo. El búho se encargaría de las luces, el pájaro cantor de la música y el perro sería el presentador. El día del festival llegó y todos los animales estaban muy entusiasmados.

Mientras los humanos disfrutaban de su exhibición de fuegos artificiales, los animales también tenían su propio espectáculo en un lugar cercano. La señora Tortuga estaba en primera fila junto a sus amigos.

Los fuegos artificiales especiales para ellos eran más silenciosos y emitían menos luz brillante. Había hermosas formas de animales en el cielo: conejos saltando, gatos jugando y pájaros volando. Los animales disfrutaron del espectáculo sin miedo ni estrés.

Se maravillaron con las luces coloridas y se divirtieron mucho viendo las formas familiares en el cielo. Después del espectáculo, todos se felicitaron mutuamente por haber encontrado una solución pacífica para disfrutar del festival.

Los humanos también quedaron impresionados por la creatividad e ingenio de los animales. A partir de ese día, Villa Animal tuvo dos festividades: una para los humanos con sus fuegos artificiales tradicionales y otra exclusiva para los animales con su propio espectáculo especial.

Desde entonces, cada año, tanto humanos como animales celebraban juntos en armonía y respeto mutuo. Y así demostraron que cuando trabajamos juntos podemos encontrar soluciones que benefician a todos. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

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