El fiel guardián de la estación
Había una vez en Japón, un perro llamado Hachiko que vivía feliz junto a su dueño, el profesor Ueno.
Todos los días, Hachiko acompañaba a su dueño a la estación de tren para despedirse y luego lo esperaba ansioso por la tarde para recibirlo con alegría. Un día, algo inesperado sucedió. El profesor Ueno sufrió un accidente en el trabajo y nunca regresó a la estación de tren donde lo esperaba fielmente Hachiko.
El pobre perrito no entendía qué había pasado y se quedó allí, día tras día, esperando a su amado dueño.
Pasaron las semanas y los meses, pero Hachiko seguía yendo todos los días a la estación de tren, mirando con tristeza cómo pasaban las personas sin ser su querido profesor Ueno. La gente comenzó a notar la lealtad y el amor inquebrantable de Hachiko hacia su dueño y pronto se corrió la voz sobre su historia.
Un grupo de estudiantes del profesor Ueno decidió cuidar de Hachiko e incluso le construyeron un pequeño refugio cerca de la estación.
A pesar del cariño y los cuidados que recibía, Hachiko nunca dejó de mirar fijamente hacia la entrada de la estación, anhelando ver nuevamente a su querido dueño. Un día, algo maravilloso ocurrió. Un hombre mayor se acercó lentamente al refugio donde estaba Hachiko y este último levantó la cabeza con curiosidad.
El hombre acarició al perrito con ternura y lágrimas en los ojos dijo: "¡Hachiko! ¡Soy yo! ¡He vuelto!". Era el profesor Ueno quien milagrosamente había sobrevivido al accidente. "¡Profesor Ueno! ¡Ha vuelto!" - ladraba emocionado Hachiko mientras movía la cola frenéticamente.
El reencuentro fue emotivo y lleno de alegría. Desde ese día, el profesor Ueno volvió a casa junto a Hachiko todos los días después del trabajo.
La historia de lealtad y amor entre un perro y su dueño se convirtió en un ejemplo para todos en Japón y más allá. Y así, Hachiko demostró que el verdadero amor es eterno e inquebrantable, resistiendo todas las pruebas que puedan presentarse en el camino.
Y aunque ya no están juntos físicamente en esta tierra, sus corazones siempre estarán conectados por el vínculo especial que compartieron durante toda una vida.