El frasco del aprendizaje



Dante estaba en el jardín amancay, jugando con sus amigos cuando la seño Ara se acercó a él y le entregó un frasco de vidrio vacío. - Dante, este frasco es para ti.

Quiero que lo llenes con el dulce de manzana que vamos a hacer hoy en clase y se lo lleves a tu familia para la merienda. Dante asintió emocionado y corrió hacia el salón de clases donde la seño Ara les enseñaba a cocinar.

Todos los niños estaban muy contentos porque les encantaba cocinar y aprender cosas nuevas. Mientras preparaban el dulce de manzana, Dante no podía dejar de pensar en su familia y cómo estarían felices al recibir su regalo.

Cuando terminaron, la seño Ara ayudó a Dante a llenar el frasco con cuidado para que no se derramara nada. - ¡Listo! Ahora tienes un regalo muy especial para llevarle a tu familia - dijo la seño Ara sonriendo.

Dante tomó el frasco con mucho cuidado y salió del salón rumbo a su casa. En el camino, pensaba en cómo sorprendería a su familia con su regalo. Pero cuando llegó a casa, encontró una sorpresa aún mayor.

Al entrar por la puerta, toda su familia estaba sentada alrededor de una mesa llena de comida deliciosa y colorida.

Sus padres le explicaron que habían decidido hacer una cena especial esa noche para celebrar que todos estaban juntos otra vez después de tanto tiempo separados por trabajo y estudios. - ¡Miren lo que traje! - exclamó Dante mostrando orgulloso su frasco lleno de dulce de manzana. Todos se sorprendieron y lo felicitaron por su regalo.

Pero cuando probaron el dulce, se dieron cuenta de que algo estaba mal. No tenía el sabor dulce y delicioso que esperaban, sino un gusto amargo y desagradable. - ¿Qué pasó Dante? - preguntó su mamá preocupada. Dante no sabía qué había pasado.

Había seguido todos los pasos para hacer el dulce de manzana perfecto, pero algo había salido mal. Entonces, recordó algo que la seño Ara les había enseñado en clase.

- Seño Ara nos dijo que a veces las cosas no salen como uno espera, pero eso no significa que hayamos fracasado. Lo importante es aprender de nuestros errores y seguir adelante para mejorar - dijo con determinación.

Su familia lo miraba orgullosa mientras él pensaba en cómo podía arreglar su error. De repente, se le ocurrió una idea genial: agregar un poco más de azúcar al frasco para darle un mejor sabor. Con mucho cuidado abrió el frasco y agregó unas cucharadas de azúcar antes de cerrarlo nuevamente.

Todos estaban expectantes mientras probaban otra vez el dulce... Y esta vez sí estaba delicioso. - ¡Lo lograste Dante! - exclamaron todos emocionados mientras lo abrazaban fuerte.

Esa noche aprendieron juntos una gran lección: que los errores son oportunidades para aprender y crecer, y que siempre hay una forma de arreglar las cosas si perseveramos con paciencia y creatividad. Y así, compartiendo risas y sabores deliciosos, la familia disfrutó juntos una noche inolvidable.

FIN.

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