El funeral surrealista


El día de mi funeral fue una experiencia surrealista. Sentí una extraña sensación de inconsciencia, como si estuviera atrapado en un sueño. Mientras yacía en mi ataúd, pude escuchar a los participantes hablar sobre la herencia material que dejaría atrás.

'¿Te enteraste de que dejó una colección de antigüedades valiosas?', murmuraba uno. 'Sí, y también tiene una gran cantidad de propiedades inmobiliarias', respondía otro. Todos parecían más preocupados por lo que obtendrían de mi muerte que por la pérdida real.

De repente, experimenté un ataque de catalepsia y me vi incapaz de moverme o hablar, aunque podía escuchar y entender todo.

Mientras me sumía en esta extraña condición, comencé a ver imágenes surrealistas: figuras alargadas y distorsionadas, colores irreales y paisajes imposibles. Era como si estuviera atrapado en un mundo donde la lógica y la realidad no tenían lugar.

A medida que mi mente viajaba por este extraño paisaje, llegué a comprender que la vida, la muerte y la herencia material no eran más que ilusiones efímeras en el vasto universo surrealista. Mi funeral se convirtió en una ceremonia extraña y sin sentido, donde el valor de las posesiones materiales eclipsaba cualquier otra consideración.

Fue entonces cuando me di cuenta de que, al final, las cosas tangibles se desvanecen en comparación con la belleza y la complejidad del mundo interior.

Mi catalepsia se desvaneció, y mientras salía de mi estado, decidí que mi legado sería inspirar a otros a valorar la verdadera esencia de la vida, más allá de las posesiones y el materialismo. Cuando finalmente desperté, me sentí renovado, listo para explorar el mundo con una nueva perspectiva.

Mi funeral surrealista me llevó a comprender la importancia de vivir plenamente, en lugar de preocuparse exclusivamente por la herencia material. A partir de ese día, me propuse vivir una vida llena de significado y autenticidad.

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