El gallito de las rocas y la moraleja de las 5 hojas


En lo más profundo de la selva peruana vivía un gallito de las rocas llamado Tito. Tito era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras exploraba la selva, se encontró con un árbol extraordinario que tenía hojas de colores brillantes: rojo, amarillo, verde, azul y morado. Tito se acercó al árbol y vio que cada hoja tenía una moraleja escrita en ella.

Fascinado, decidió recoger las hojas y llevarlas consigo para compartirlas con los demás animales de la selva. En su camino, se cruzó con el perezoso Mateo, que estaba descansando en una rama.

"Hola Tito, ¿qué es eso que llevas contigo?" preguntó Mateo con curiosidad.

"Son hojas con moralejas, Mateo. Cada una tiene una enseñanza especial. Quiero compartir su sabiduría con todos nuestros amigos en la selva", respondió Tito emocionado.

Mateo, con su lentitud característica, se animó a escuchar las moralejas de cada hoja. La primera hoja decía: "La paciencia es la clave del éxito". El perezoso asintió con calma y ambos continuaron su camino.

Luego se encontraron con Rita, la rana parlanchina, que estaba saltando de hoja en hoja en el estanque. Tito le mostró las hojas y le leyó la segunda moraleja: "La perseverancia supera cualquier obstáculo". Rita, emocionada, decidió unirse a Tito y Mateo en su misión.

Así, continuaron su viaje encontrándose con Lalo, el jaguar, que dudaba de su habilidad para cazar. Al escuchar la tercera moraleja: "Confía en tus habilidades", Lalo sintió un impulso de confianza y se les unió.

La cuarta hoja les enseñó que "La amistad lo puede todo", justo en el momento en que ayudaron a Coco, el mono travieso, a atrapar algunas bananas para compartir.

Finalmente, llegaron al claro de la selva, donde todos los animales se congregaban. Tito reunió a todos y compartió las hojas con las moralejas, difundiendo sus enseñanzas.

Los animales de la selva se sintieron inspirados y decidieron seguir las lecciones de las hojas. Tito aprendió que la sabiduría puede estar en cualquier lugar, y que compartir conocimiento puede hacer una gran diferencia.

Desde ese día, Tito siguió explorando la selva en busca de más sabiduría, convirtiéndose en un maestro de las moralejas para todos sus amigos.

Moraleja: La sabiduría está en todas partes, solo tienes que estar dispuesto a encontrarla y compartirla.

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