El gallo bondadoso


Había una vez en un pequeño pueblo de la campiña argentina, un gallo viejo llamado Rufino.

Rufino había sido el gallo más valiente y fuerte del corral, pero con el paso de los años su fuerza comenzó a disminuir y ya no podía cantar tan fuerte como antes. Un día, los demás animales del corral se burlaron de Rufino por ser tan viejo y débil.

El cerdo Pancho le dijo: "¡Ya no sirves para nada, gallo viejo! ¡Deberías retirarte y dejar que los más jóvenes se encarguen de todo!". Esto entristeció mucho a Rufino, quien decidió alejarse del corral y buscar un lugar donde pudiera sentirse útil nuevamente.

Rufino caminó por el campo durante días hasta que llegó a un bosque muy frondoso. Allí conoció a una familia de zorros que estaban en problemas. Un cazador furtivo había atrapado al padre zorro y los cachorros estaban desesperados sin saber qué hacer.

Rufino se acercó a la madriguera y les dijo: "No teman, amigos zorros. Yo puedo ayudarlos a rescatar a su padre".

Los cachorros lo miraron sorprendidos, ¿cómo podría un gallo viejo como Rufino ayudar en esa situación?"¿Y tú cómo podrías ayudarnos, gallo viejo?" -preguntó uno de los cachorros con escepticismo. Rufino les explicó su plan: usaría su canto para distraer al cazador mientras los zorros liberaban a su padre.

Los cachorros aceptaron la ayuda de Rufino y juntos pusieron en marcha el plan. El día siguiente, cuando el cazador regresó al bosque, escuchó un canto tan hermoso que lo dejó embelesado. Mientras tanto, los zorros lograron liberar a su padre sin ser vistos.

Cuando el cazador se dio cuenta de lo que estaba pasando, ya era demasiado tarde; los zorros habían escapado gracias al ingenioso plan de Rufino.

Los zorros estaban muy agradecidos con Rufino por haberlos ayudado y le ofrecieron quedarse junto a ellos en el bosque para siempre. A pesar de ser un gallo viejo y cansado, Rufino descubrió que aún tenía mucho por ofrecer y decidió quedarse con sus nuevos amigos para seguir viviendo aventuras emocionantes.

Y así fue como Rufino encontró un nuevo propósito en su vida y demostró que la edad no define tu valor ni tus habilidades. Siempre hay algo bueno por hacer si mantienes tu mente abierta y tu corazón dispuesto a ayudar a quienes lo necesitan.

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