El gallo Federico y la riqueza de la amistad



Había una vez en un tranquilo pueblo de campo, un gallo llamado Federico. Federico era conocido por ser el gallo más presumido de todo el corral, y es que tenía mucho dinero guardado en su nido.

Federico se pavoneaba por el corral con sus plumas brillantes y su cresta roja bien erguida, alardeando de todas las monedas de oro que había acumulado a lo largo de los años.

Los demás animales del corral lo miraban con envidia, pero también con desaprobación. Un día, mientras Federico caminaba por el corral contando sus monedas una y otra vez, escuchó risitas detrás suyo. Se dio vuelta y vio a la gallina Margarita junto a los pollitos, burlándose de él.

Esto enfureció a Federico, quien con voz prepotente les dijo: "¡Yo soy el gallo más rico y poderoso del corral! ¡Ustedes solo son unos simples campesinos!"Margarita respondió con calma: "Federico, el dinero no lo es todo en la vida.

Lo importante es cómo tratamos a los demás y cómo nos valoramos a nosotros mismos". Los pollitos asintieron en acuerdo. Pero Federico no quiso escuchar razones y decidió demostrarles una vez más quién mandaba en el corral.

Con un gesto altanero, sacó un puñado de monedas y les dijo a los demás animales: "Si tan poco me valoran aquí, me iré a la ciudad donde seguramente apreciarán mi riqueza".

Y así fue como Federico dejó atrás el corral y partió hacia la ciudad. Al llegar allí se sintió emocionado al ver tantos edificios altos y luces brillantes. Pero pronto se dio cuenta de que nadie le prestaba atención ni le daba importancia por tener dinero.

Desesperado por encontrar reconocimiento, decidió invertir parte de sus monedas en organizar un gran espectáculo para impresionar a todos. Contrató músicos, malabaristas e incluso trapecistas para actuar frente al público.

La noche del espectáculo llegó y la plaza estaba llena de gente ansiosa por ver qué tenía preparado Federico. El gallo salió al escenario rodeado de luces resplandecientes y comenzaron las actuaciones.

Sin embargo, algo inesperado ocurrió durante el número principal: una fuerte ráfaga de viento hizo que las monedas que había colocado como decoración salieran volando por toda la plaza. La gente empezó a reírse ante aquella situación tan cómica. Federico quedó paralizado al ver cómo su preciado tesoro se dispersaba sin control.

Fue entonces cuando recordó las palabras sabias de Margarita sobre el verdadero valor en la vida. "¡Oh no! ¡Mis monedas!" -exclamó Federico angustiado mientras corría tras ellas sin éxito alguno.

La gallina Margarita apareció entre la multitud y le tendió una garrafa llena con sus propias plumas doradas. "Toma esto Federico"-dijo"Es mejor tener amigos verdaderos que cualquier cantidad de dinero. "Federico comprendió finalmente que había sido muy arrogante pensando solo en sí mismo y en su fortuna.

"Gracias Margarita", respondió avergonzado. "A partir de hoy seré un gallo diferente". Así fue como Federico regresó al corral humilde pero feliz, aprendiendo que la verdadera riqueza está en compartir momentos especiales con aquellos que realmente te valoran por quien eres.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!