El galpón de los pollos solidarios


un galpón de pollos muy especial. En lugar de estar encerrados en jaulas, los pollos campesinos correteaban libres por el campo, picoteando semillas y disfrutando del sol.

La mamá Fara se sorprendió al ver esta escena y decidió acercarse con cautela para observar mejor a estos curiosos pollos. Entre ellos, había uno que se destacaba por su plumaje brillante y su mirada inteligente. Se llamaba Panchito, un gallo valiente y astuto que lideraba a los demás animales.

Al ver a la mamá Fara acercarse, Panchito se adelantó con confianza y le dijo:- ¡Hola! ¿Eres nueva por aquí? Bienvenida al galpón de los pollos campesinos.

La mamá Fara quedó impresionada por la amabilidad de Panchito y respondió:- Sí, soy la mamá Fara, vengo en busca de comida para mis cachorros. Pero nunca había visto un lugar como este.

¿Cómo es que ustedes están tan felices y libres? Panchito explicó que en ese galpón valoraban la libertad y el trabajo en equipo. Todos los días salían a buscar su alimento juntos, cuidaban unos de otros y vivían en armonía con la naturaleza. - Aquí no hay jaulas ni cadenas que nos limiten.

Somos libres para ser quienes realmente somos -dijo Panchito con orgullo. La mamá Fara reflexionó sobre las palabras del gallito líder y sintió una profunda admiración por él y su comunidad.

Decidió quedarse un rato más para aprender de su forma de vida. Los días pasaron rápidamente mientras la mamá Fara compartía experiencias con los pollos campesinos. Aprendió sobre el valor de la solidaridad, el respeto mutuo y la importancia de vivir en armonía con el entorno.

Un día, mientras todos estaban reunidos buscando alimento, un zorro astuto acechaba desde lejos, esperando el momento oportuno para atacar. Los pollos campesinos no tardaron en darse cuenta del peligro e idearon un plan para protegerse.

Con rapidez y coordinación, lograron ahuyentar al zorro antes de que pudiera hacerles daño. La mamá Fara observaba maravillada la valentía y astucia de sus nuevos amigos. - ¡Increíble! Nunca había visto tanta solidaridad entre animales diferentes -exclamó emocionada.

Desde ese día, la mamá Fara comprendió que la verdadera fortaleza reside en trabajar juntos hacia un objetivo común.

Se despidió agradecida del galpón de los pollos campesinos llevándose consigo no solo alimentos frescos para sus cachorros sino también una lección invaluable: "En la unión está la fuerza". Y así fue como aquella visita inesperada se convirtió en una experiencia transformadora para la mamá Fara, quien recordaría siempre con cariño a sus amigos emplumados de Boyacá.

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