El Gatito Emprendedor



Era un día soleado en el tranquilo barrio de Villa Luminosa. Los niños, emocionados, salían a jugar al parque. Entre ellos estaba Sofía, una pequeña amante de los animales, que tenía un gran sueño: abrir su propia tiendita de golosinas.

Mientras pensaba en su sueño, escuchó un suave maullido. Al darse vuelta, vio un adorable gatito de pelaje atigrado. Tenía una mirada curiosa y un aire de misterio. Sofía se agachó rápidamente y le dijo:

- ¡Hola, gatito! ¿Cómo te llamás? -.

- Me dicen Relativo, porque siempre tengo una respuesta para todo - respondió el gatito, moviendo su colita con alegría.

Sofía sonrió. Nunca había escuchado a un gato hablar. Se presentó y le contó sobre su sueño de abrir la tiendita.

- Eso suena increíble, Sofía - dijo Relativo mientras se acomodaba en sus patas traseras - Pero, ¿sabes qué? Tener una tienda implica más que sólo vender golosinas. ¿Cómo pensás que podrías hacerlo? -

Sofía hizo una mueca pensativa.

- No lo sé... Solo quiero vender caramelos y galletitas a mis amigos. - Dijo desanimada.

- ¡Eso está bien! Pero deberías pensar en un nombre divertido para tu tienda, y también en cómo harías para darle a la gente más razones para venir a comprar. - sugirió el gatito.

Sofía se emocionó de inmediato.

- ¡Claro! Podría hacer una gran pancarta y ponerle un nombre divertido. Algo como "La Golosina de los Sueños". - exclamó.

Relativo asintió.

- Eso es genial, pero también necesitarás saber cuántas golosinas tendrás y cuánto vas a cobrar por ellas. - dijo.

- Mmm... ¡Podría hacer una lista! - Sofía se iluminó.

Así, Sofía y Relativo pasaron la tarde haciendo un plan de negocios. Juntos, hicieron una lista de golosinas y precios, y dibujaron un cartel colorido. Relativo le enseñó a Sofía sobre la importancia de ahorrar para comprar más golosinas cuando se vendieran algunas.

Al día siguiente, con su pancarta bajo el brazo y una gran sonrisa, Sofía llevó su idea a sus amiguitos en el parque.

- ¡Chicos! ¡Voy a abrir "La Golosina de los Sueños" en mi casa! - gritó.

Sus amigos saltaron de alegría.

- ¡Yo quiero caramelos! - dijo Lucas.

- ¡Y galletitas! - exclamó Ana.

Después de varias semanas de esfuerzo y con el apoyo de Relativo, Sofía finalmente inauguró su tiendita.

- ¡Ya abrimos! - gritó mientras abrazaba a su amigo gatito. Juntos atendieron a un montón de niños que querían probar sus ricas golosinas.

Pero un día, a medio día, llegaron varios chicos a la tienda y de pronto, un gran problema se presentó.

- Sofía, ¡se nos están acabando las golosinas! - gritó Relativo.

- ¡Oh no! ¿Qué vamos a hacer? - lloró Sofía.

- Emprender significa también resolver problemas - dijo el gatito con una sonrisa cómplice. - Podés hacer una lista de lo que más vendió y luego ir a comprarlas a la tienda mayorista. -

- Eso es una gran idea, Relativo. Vamos a hacer eso. - dijo Sofía con determinación.

Esa misma tarde, lograron comprar más golosinas y descubrieron que podían ofrecer otras delicias. Sofía decidió hacer unos cupcakes también. Así, su tiendita se hizo más popular que nunca.

La experiencia le enseñó a Sofía no solo sobre cómo emprender, sino sobre la importancia de adaptarse, de ser creativa y de enfrentar los desafíos de forma positiva. Relativo, el gatito tan particular, siempre estaba a su lado, guiándola y dándole apoyo.

Por último, Sofía decidió que cada mes destinaría un porcentaje de sus ganancias a ayudar a los animalitos del refugio.

- ¡Eso sería fantástico! - maulló Relativo. - Todos juntos podemos hacer una gran diferencia. -

Así fue como los niños de Villa Luminosa no solo aprendieron sobre el emprendimiento, sino también sobre la generosidad, la amistad y el valor de los sueños. Y todo gracias a un pequeño gatito llamado Relativo, que les enseñó que no hay límites para la imaginación y el trabajo en equipo.

FIN.

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