El gatito estrella


Había una vez una niña llamada Gloriana que vivía en la gran ciudad. Sus padres siempre estaban ocupados trabajando y no tenían mucho tiempo para pasar con ella.

Por eso, los fines de semana, Gloriana se iba a visitar a su abuelita en el campo. La casa de abuelita estaba rodeada de hermosos árboles y flores de colores brillantes. Había un jardín lleno de deliciosas frutas y verduras que abuelita cultivaba con mucho amor.

Gloriana adoraba pasar tiempo allí, aprendiendo sobre la naturaleza y ayudando a su abuelita en el huerto. Un día, mientras paseaban por el jardín, encontraron un pequeño gatito blanco escondido detrás de unos arbustos. El gatito parecía asustado y abandonado.

Gloriana lo tomó entre sus brazos y decidió llevarlo a casa. Cuando llegaron a la casa, le dieron al gatito un poco de leche y algo de comida. Gloriana decidió llamarlo Pelusa debido al suave pelaje blanco que tenía.

Desde ese día, Pelusa se convirtió en el compañero fiel de Gloriana. Pero pronto surgieron algunos problemas inesperados. Resulta que Pelusa era muy travieso y siempre hacía travesuras por toda la casa.

Rompía cosas preciosas e incluso se escapaba por las ventanas abiertas para explorar el vecindario. Gloriana estaba triste porque no sabía cómo controlar las travesuras de Pelusa sin hacerle daño o regañarlo demasiado fuerte.

Entonces recordó lo que había aprendido de su abuelita: "El amor y la paciencia son las mejores herramientas para enseñar a alguien". Decidió buscar formas de educar a Pelusa sin lastimarlo. Investigó en libros y habló con otras personas que tenían mascotas.

Aprendió sobre el entrenamiento positivo, recompensando los buenos comportamientos en lugar de castigar los malos. Gloriana comenzó a enseñarle trucos a Pelusa usando premios como golosinas y caricias cuando él hacía algo bien.

Con el tiempo, Pelusa empezó a entender lo que Gloriana quería decirle y dejó de hacer travesuras. Un día, mientras paseaban por el vecindario, Gloriana notó un cartel en una tienda que decía: "Se busca gatito blanco para aparecer en un comercial". Sin pensarlo dos veces, decidió llevar a Pelusa allí.

Pelusa se portaba tan bien durante la grabación del comercial que todos quedaron impresionados. Al finalizar, le dieron un montón de golosinas y Gloriana recibió una gran suma de dinero por su aparición.

Con ese dinero, Gloriana decidió abrir un refugio para animales abandonados. Quería ayudar a otros animales como había ayudado a Pelusa. Construyeron jaulas cómodas y espaciosas donde los animales pudieran sentirse seguros hasta encontrar un hogar amoroso.

Gloriana dedicaba todas sus tardes libres al refugio junto con su abuelita. Juntos limpiaban las jaulas, alimentaban a los animales y les brindaban mucho amor y compañía. La historia de Gloriana se hizo famosa en la ciudad y muchas personas comenzaron a adoptar animales del refugio.

Gloriana se sentía feliz de poder hacer una diferencia en la vida de tantos seres vivos. Desde aquel día, Gloriana aprendió que con amor, paciencia y perseverancia, podía lograr cualquier cosa.

Y así fue como Gloriana se convirtió en una inspiración para todos los niños de la ciudad, demostrándoles que nunca es demasiado pequeño para marcar una gran diferencia.

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