El Gatito Rayado
En un colorido y alegre barrio de gatos, vivía un pequeño gatito llamado Rayo. A diferencia de los demás gatitos de su manada, que eran suaves y con pelaje completamente liso y de un solo color, Rayo tenía un pelaje rayado que combinaba el blanco y el negro como un dulce de chocolate y vainilla.
Rayo siempre había sentido que no encajaba. Mientras sus amigos jugaban a hacer torres con cajas de cartón, él intentaba unirse, pero a menudo se veía excluido, algo muy triste para un pequeño gatito.
Un día, mientras los otros gatos jugaban, Rayo se acercó y dijo: "¿Puedo jugar con ustedes? Yo puedo ser el guardián de las cajas!"-
Los amigos, un poco distraídos, respondieron: "No, Rayo, no queremos que tú cuides las cajas. Nos haces sombra con tus rayas. Vamos a jugar a otra cosa"-
Rayo se sintió triste y se alejó a un patio donde había un hermoso pajarito cantando. Al escuchar la melodía, se sentó y se puso a pensar: "¿Por qué no puedo ser como los demás gatitos?"-
De repente, se le acercó un viejo y sabio gato llamado Don Gato. Era un anciano lleno de historias y aventuras, y su pelaje era de un color canoso que brillaba bajo el sol.
"Hola, pequeño. ¿Por qué esas lágrimas en tus ojos?"- preguntó Don Gato.
"Porque soy diferente a los demás y no me quieren jugar"- respondió Rayo,
"¡Pero ser diferente es maravilloso!"- dijo Don Gato con una sonrisa. "Las rayas que tienes son como las huellas de tu propia historia, único y especial. ¿Sabías que las ONG de gatos siempre buscan ayudar a los que son distintos?"-
Rayo se sentó con atención y escuchó al sabio.
"Cuando uno se siente diferente, a veces es porque no ha encontrado su lugar. Pero eso no significa que debas cambiar. Por el contrario, debes aprender a amarte por quién eres"- continuó Don Gato.
Inspirado por sus palabras, Rayo decidió hacer algo. "Voy a probar algo diferente"- pensó, y fue corriendo de vuelta a donde estaban sus amigos, pero esta vez decidió bailar con alegría mostrando su rayado pelaje.
"¡Miren!"- gritó Rayo, "¡Soy un gatito distinto y estoy orgulloso de serlo!"-
Los otros gatitos se detuvieron a mirarlo. Al principio se preguntaron qué hacía, pero pronto comenzaron a reír y aplaudir. "¡Qué divertido es bailar así!"- dijo una pequeña gatita llamada Luna.
Rayo se dio cuenta que su diferencia los hacía reír y que, en lugar de asustarse, sus amigos estaban disfrutando. Poco a poco, los otros se unieron al baile, y antes de que se diera cuenta, ¡hacer piruetas y vueltas se convirtió en un gran juego!"¡Juguemos a ser distintos todos juntos!"- propuso Rayo.
Desde aquel día, Rayo se sintió feliz. Ya no deseaba ser un gato igual a los demás, y sus amigos aprendieron a celebrar sus diferencias. Rayo se convirtió en el líder de las aventuras, y siempre recordaba las palabras de Don Gato: "Eres especial tal como sos"-.
Y así, en el barrio de gatos, se creó un lugar donde todos eran únicos y diferentes, y eso los hacía más fuertes y felices, porque aprender a quererse tal cual uno es, es lo que realmente nos hace únicos y maravillosos. ¡Y todos vivieron felices en su nueva forma de ser!
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.