El Gato Arcoíris y la Naturaleza



Érase una vez, en un pequeño y colorido pueblo, un gato llamado Coli. Coli no era un gato cualquiera, ¡tenía un abrigo de colores del arcoíris! Todos en el pueblo lo adoraban, y cuando Coli paseaba por las calles, dejaba un rastro de alegría y risas.

Un día, mientras Coli dormía bajo un gran árbol, escuchó un grito desesperado.

"¡Ayuda! ¡Por favor!" - clamaba una pequeña mariposa de alas brillantes.

Coli se despertó al instante y saltó hacia ella.

"¿Qué pasa, mariposa?" - preguntó preocupado.

"La naturaleza está triste. Las flores han perdido su color y los ríos están muy sucios. Sin colores, no hay alegría en el bosque." - respondió la mariposa.

Coli se sintió muy mal por su amiga. No podía permitir que la naturaleza estuviera triste, así que decidió ayudarla.

"No te preocupes, yo voy a hacer que todo vuelva a ser colorido… ¡y alegre!" - dijo Coli decidido.

Primero, Coli fue al bosque. Allí, conoció a una tortuga sabia llamada Tito.

"Hola, Tito. Las flores y los ríos en el pueblo están tristes. ¿Sabés cómo puedo ayudar?" - le preguntó Coli.

"Sí, Coli. Para que la naturaleza esté feliz, necesitamos recolectar colores. Cada color del arcoíris representa algo especial. El rojo es la fuerza de las flores, el amarillo es la calidez del sol, el azul es la serenidad del agua, el verde es la vida de los árboles, el naranja es la alegría y el violeta es la paz de la noche. Ayudemos a que cada color regrese a su lugar." - explicó Tito.

Coli se emocionó y decidió que iría a buscar cada color del arcoíris. Primero, encontró una hermosa flor roja y le pidió que volviera al jardín.

"¡Flor roja! ¡Dame un poquito de tu color!" - exclamó Coli.

La flor sonrió y soltó un poco de su color, que fue directamente al río.

Luego, Coli se dirigió a un campo soleado, donde encontró margaritas amarillas.

"¡Margaritas! ¿Me dan un poco de su color?" - les pidió.

"Claro, Coli! Nuestro color iluminará a todos." - respondieron las margaritas, llenando el aire de brillo.

Coli continuó su aventura, recogiendo colores de todo el bosque. Cada vez que obtenía un color, la naturaleza sonreía un poco más. La mariposa lo seguía, animándolo con sus alas brillantes.

Después de un largo día, Coli llegó a la cima de una colina con su tesoro de colores, y decidió hacer un gran arcoíris en el cielo.

"¡Voy a darles sus colores a todos!" - exclamó.

Con un suave movimiento de su patita, Coli dibujó el arcoíris en el aire, llenando el bosque de luz y felicidad. Las flores comenzaron a brillar en todos sus colores, los ríos se llenaron de agua cristalina, y los árboles extendieron sus hojas verdes.

La tortuga Tito y la mariposa lo miraban emocionados.

"¡Coli! ¡Mirá cómo todo vuelve a la vida!" - gritó la mariposa.

Pero de repente, Coli se dio cuenta de que los colores que había recogido estaban desapareciendo.

"¡Oh no! ¡Mis colores se están yendo!" - se preocupó el gato.

La tortuga Tito lo miró con sabiduría.

"Eso es porque los colores son parte de la naturaleza. No podemos quedarnos con ellos. Debemos cuidar y proteger el entorno para que siempre estén aquí." - explicó Tito.

Coli entendió que el verdadero cuidado de la naturaleza no solo se trataba de recolectar, sino de cuidarla todos los días. Entonces se comprometió a ayudar a mantener el pueblo limpio y a cuidar cada rincón del bosque.

Así fue cómo Coli, el gato arcoíris, se convirtió en el guardián de la naturaleza. Todos los días, jugaba con las flores, mantenía los ríos limpios y hablaba con los animales.

"¡Debemos cuidar nuestra hermosa naturaleza!" - decía a sus amigos.

Desde ese día, el pueblo nunca estuvo triste nuevamente. Las flores florecían, los ríos brillaban y el arcoíris siempre estaba en el cielo. Coli aprendió que cuidar de la naturaleza era también una forma de llenar su vida de color.

Y así, el gato arcoíris vivió feliz, enseñando a todos sobre la importancia de la naturaleza y sus colores, porque cuando cuidamos de nuestro mundo, ¡siempre habrá un arcoíris para disfrutar!

FIN.

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