El gato callejero
Había una vez un gato llamado Tito que vivía en la calle, buscando comida y refugio donde podía. Un día, una familia lo encontró y lo rescató de la lluvia y el frío.
La familia llevó a Tito a su hogar y le dieron comida, agua y un lugar cómodo para dormir. Tito estaba muy feliz de tener un hogar cálido y amoroso.
Un día, mientras exploraba el jardín trasero de su nueva casa, Tito conoció a otro gato llamado Tomás. Tomás era amigable pero también un poco travieso. A Tito no le gustaba mucho la idea de jugar con él porque temía meterse en problemas. "Vamos, Tito", dijo Tomás entusiasmado.
"Te mostraré cómo saltar por encima del arbusto más grande". "No estoy seguro de esto", respondió nervioso Tito. Tomás saltó primero pero se quedó atascado entre las ramas del arbusto.
Fue entonces cuando los niños de la casa salieron corriendo al jardín para ver qué estaba pasando. "¿Qué están haciendo ustedes dos?", preguntaron los niños sorprendidos. Tito explicó todo lo que había pasado mientras Tomás seguía atrapado en el arbusto. Los niños ayudaron a liberarlo sin hacerle daño.
Después de ese incidente, Tito decidió ser más cuidadoso sobre con quién jugaba pero también aprendió que siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos cuando nos metemos en problemas.
Con el tiempo, la familia adoptiva comenzó a notar que Tito tenía habilidades especiales: podía atrapar ratones muy rápido e incluso sabía cómo abrir la puerta del armario de la cocina para buscar golosinas. "Tito, eres un gato muy inteligente", dijo el dueño de la casa. "Deberíamos enseñarte algunos trucos".
Así comenzó una nueva etapa en la vida de Tito: aprendió a hacer trucos, como sentarse y dar la pata. La familia incluso lo llevó a concursos de habilidades felinas donde ganó muchos premios.
Un día, mientras Tito estaba tomando una siesta en el jardín trasero, se acercó un gatito callejero buscando comida y refugio. Tito recordó su propia historia y decidió ayudar al pequeño gatito. "Ven conmigo", le dijo alegremente.
"Te mostraré dónde puedes encontrar comida y te enseñaré algunos trucos geniales". El gatito se quedó con Tito y juntos formaron una gran amistad. Desde ese día en adelante, Tito supo que nunca más estaría solo porque tenía una familia amorosa y un amigo fiel.
Aprendió que siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos cuando estamos en problemas y que no importa cuán diferente o desafiante pueda ser nuestra situación, siempre podemos encontrar una manera de superarlo.
Y así fue como Tito vivió feliz por el resto de sus días junto a su familia adoptiva y su mejor amigo gatuno.
FIN.