El Gato con Botas y la Parca en el Desierto
Era un caluroso día en el desierto cuando el Gato con Botas, el astuto y valiente felino, decidió que era hora de una nueva aventura. Mientras exploraba las dunas doradas, se encontró con un misterioso bulto a la sombra de un cactus. Con curiosidad, se acercó y no podía creer lo que veía. Era La Parca, la figura enigmática que muchos temían, vestida con su clásico manto oscuro y una gran guadaña.
"¿Qué haces aquí, Gato?" -preguntó La Parca, con voz profunda y suave como un susurro del viento.
"Vengo a aventurarme, pero no me asustas. He enfrentado dragones y ogros, sé lo que es el miedo y, ahora que te veo, no tengo razón para temer" -respondió el valiente gato, inflando su pecho.
La Parca sonrió, aunque su rostro seguía oculto en la sombra.
"No se trata de miedo, querido gato, se trata de respeto. Soy la que guía a los que tienen que partir. Pero no vine a hacerte daño. ¿Te gustaría jugar un juego conmigo?"
El Gato con Botas, siempre listo para un desafío, aceptó.
"¡Por supuesto! Pero, ¿cuál es el juego?"
"Un juego de ingenio. Te haré tres preguntas y, si las respondes correctamente, te dejaré marchar en paz. Pero si fallas, tendrás que acompañarme durante un tiempo" -dijo La Parca, agitando su guadaña.
El gato sintió una mezcla de emoción y nerviosismo.
"¡Estoy listo!"
La Parca comenzó:
"Primera pregunta: ¿Qué es lo que siempre va hacia adelante, pero nunca retrocede?"
"El tiempo" -respondió el gato.
"Correcto. Segunda pregunta: ¿Qué es lo que se rompe si lo nombras?"
"El silencio" -contestó el Gato con Botas, desplegando su ingenio.
"Impresionante, pero ahora viene la última pregunta: ¿Cómo se gana la verdadera libertad?"
El Gato se quedó pensativo. Sabía que la respuesta era importante. Miró a su alrededor y vio las dunas que se perdían en el horizonte. Después de un rato, sonrió y dijo:
"¡Siendo uno mismo!"
La Parca, sorprendida, aplaudió.
"¡Eres realmente astuto! ¡Has ganado! Ahora que has demostrado tu ingenio y valentía, te otorgo un deseo como premio."
El Gato con Botas, emocionado, pensó en todas las cosas que podría desear. Finalmente, mirando las vastas dunas del desierto, pidió:
"Deseo que todos los habitantes de mi hogar, el pueblo, vivan en paz y armonía entre ellos. Que aprendan a respetarse y quererse, sin importar las diferencias. "
La Parca sonrió, claramente impresionada por la nobleza de su deseo.
"Es un deseo valioso y generoso. Lo concederé. Desde hoy, tu deseo se hará realidad."
Con un gesto de su guadaña, el desierto brilló con una luz radiante y mágica.
"Adiós, Gato con Botas. Serás recordado como el gato que enfrentó a la Parca y ganó. Nunca subestimes el poder del conocimiento y la bondad."
El Gato, sintiéndose feliz y satisfecho, continuó su camino, sabiendo que había hecho una gran diferencia en el mundo.
El viento del desierto sopló, llevándose con él las historias de valentía y amistad, de un gato que un día se enfrentó a la Parca y ganó, no solo para sí mismo, sino para todos los que amaba.
A partir de ese día, el Gato con Botas se convirtió en un héroe, recordado por su astucia y su gran corazón. Y en su pueblo, los habitantes vivieron en paz, aprendiendo que el conocimiento y el respeto son las bases de una buena convivencia.
Y así, la historia del Gato con Botas y La Parca se convirtió en una leyenda mágica del desierto, una historia que enseñaba a todos sobre la valentía, el ingenio y el poder de los buenos deseos.
FIN.