El gato con botitas y la aventura en el bosque
Era un hermoso día en el bosque cuando el Gato con Botitas decidió salir de su casa. Con su característico sombrero y un aire de confianza, caminaba tranquilo, disfrutando de la naturaleza. Mientras tanto, en una parte del bosque, Shrek, Burro y Fiona estaban organizando un picnic.
"¿Me pasás la mayonesa, Burro?", preguntó Fiona, sonriendo.
"¡Claro! Pero solo si me dejás probar ese delicioso pastel que trajiste", respondió Burro, casi saltando de alegría.
De repente, el Gato con Botitas apareció entre los árboles.
"Hola, amigos. ¿Puedo unirme a su picnic? Me encanta la mayonesa y el pastel", dijo el Gato, mientras se acercaba con una gran sonrisa.
Fiona asintió alegremente.
"¡Por supuesto! Cuantos más seamos, mejor. Solo no comas todo el pastel, ¿sí?", bromeó.
Al poco rato, se sentaron todos juntos, disfrutando de la comida y riendo. Sin embargo, mientras estaban en eso, un fuerte ruido interrumpió su diversión.
"¿Qué fue eso?", preguntó Burro, asomándose detrás de Fiona.
"No lo sé, pero suena muy raro. Tal vez deberíamos investigar", sugirió Shrek, que siempre estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío.
Los cuatro amigos se levantaron y decidieron ir a ver qué estaba sucediendo. Así, se adentraron en el bosque, siguiendo el sonido. Mientras caminaban, el Gato con Botitas empezó a contarles sobre una leyenda del bosque.
"Dicen que hay un tesoro escondido en este bosque, pero está custodiado por un dragón. Solo se puede conseguir si se responde a tres acertijos", explicó el Gato.
Fiona brilló con entusiasmo.
"¡Eso suena increíble! ¿No sería genial encontrar un tesoro?"
"Sí, pero primero debemos investigar ese ruido", dijo Shrek.
Continuaron avanzando hasta que llegaron a un claro. Ahí encontraron a un pequeño dragón que lloraba desconsolado.
"¡Oh no! ¡No es un dragón aterrador!", exclamó Burro aliviado.
"¿Por qué lloras?", preguntó Fiona, acercándose al dragón.
El dragón, entre sollozos, respondió:
"Perdí mi tesoro y no puedo encontrarlo. Mis amigos se fueron y no sé cómo volver a casa."
El grupo se miró entre sí, pensando en cómo ayudar al pequeño dragón.
"No te preocupes, podemos ayudarte", dijo el Gato con Botitas, poniendo una pata en el hombro del dragón.
Todos se pusieron a buscar, pero al principio no hallaron nada. Después de un rato, Burro tuvo una gran idea.
"¿Por qué no le hacemos tres preguntas al dragón? Tal vez recordando, pueda encontrar su tesoro."
El dragón asintió, secándose las lágrimas.
"Está bien, probemos."
Fiona, con una sonrisa, empezó:
"¿Cuál es la cosa más valiosa que tenías, querido dragón?"
"Era una joya luminosa que brillaba en la oscuridad... El resto se lo di a mis amigos cuando jugaron en mi casa."
Shrek entonces preguntó:
"¿Recuerdas dónde jugaste por última vez ese día?"
"Sí, en el claro de los árboles, donde la sombra me hace sentir seguro..."
Finalmente, el Gato con Botitas lanzó la última pregunta:
"¿Qué fue lo que querías hacer con el tesoro?"
"Quería compartirlo con todos mis amigos y jugar juntos, pero se lo olvidé..."
De repente, se escuchó un clic y un brillo apareció detrás de un árbol. Todos se acercaron y encontraron la joya perdida del dragón, llena de color.
"¡Lo encontraste!", rugió el dragón con alegría.
"¡Gracias, amigos! Ustedes son los mejores."
En ese momento, el dragón sonrió y, con un giro en su cola, prometió convertirse en su amigo. A partir de ese día, el Gato con Botitas, Shrek, Fiona, y Burro no solo disfrutaban de picnics juntos, sino que también planeaban más aventuras con su nuevo amigo dragón.
FIN.